Los adolescentes se han convertido en un estereotipo social, casi siempre vinculado a la pérdida de valores y a los malos hábitos. Los adultos deben aprender a dejar de ver esta etapa como algo negativo.
Una nueva investigación pone el foco de la promoción de un estilo de vida saludable en los adultos para evitar el desarrollo de obesidad en los niños que les rodean.
La línea que separa la adolescencia de la etapa adulta cada vez está más desdibujada. Las circunstancias socioeconómicas y unas familias demasiado protectoras impiden a los jóvenes “hacerse mayores”.