Un equipo de investigación ha reconstruido un tsunami que asoló las costas árticas hace unos 200 000 años. El cambio climático aumenta las posibilidades de que vuelvan a repetirse estos sucesos catastróficos.
Los desastres se definen por la interacción entre un fenómeno físico y las vulnerabilidades de la población afectada. Por eso, la educación y el desarrollo social son decisivos para prevenirlos.
Una mujer observa la erupción del nuevo volcán de La Palma desde un tejado el 20 de septiembre de 2021.
Wikimedia Commons / Eduardo Robaina
César San Juan, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea
Debatir sobre si las consecuencias de un desastre natural se podrían haber evitado solo genera desolación en los afectados. La psicología de emergencia puede ayudar a las víctimas, pero adaptándose a las necesidades de cada cual. Su reacción no será nunca como la que vemos en las películas de desastres naturales.
Aspecto de Cobisa, Toledo, tras las inundaciones del 2 de septiembre de 2021.
Shutterstock / BlackFarm
Necesitamos una nueva cultura del agua y del territorio para prevenir las avenidas. Son evitables: la clave está en una gestión regional acorde a los ríos y los sistemas hidráulicos.
Inundaciones tras el paso de Ida en EE. UU.
Michael Stokes / Flickr
Frente a la creciente intensidad de los huracanes como el Ida, necesitamos reducir las emisiones de efecto invernadero, desarrollar protocolos de actuación y rediseñar las ciudades.
Deberíamos considerar los desastres como procesos históricos y responsabilizarnos como sociedad de nuestro papel en las catástrofes pasadas, presentes y futuras.
Malavika Rao, Graduate Institute – Institut de hautes études internationales et du développement (IHEID)
Millones de empleados han protagonizado un éxodo rural en todo el país al escapar de las ciudades a sus hogares en los pueblos. No son migrantes: se les debe considerar desplazados internos.
Satélites situados en la órbita geoestacionaria, donde están aquellos que nos permiten ver la tele, podrían vigilar la Tierra para detectar catástrofes.
Un investigador del la Agencia de la Energía Atómica señala el Reactor 3 en la planta de Fukushima Daiichi el 27 de mayo de 2011.
Greg Webb, IAEA/Flickr
En el décimo aniversario de la catástrofe nuclear de Fukushima, dos expertos explican por qué las decisiones humanas son más importantes para la seguridad nuclear que la tecnología, y por qué el trabajo está lejos de estar terminado.
Protesta para exigir responsabilidades por el desastre de Bhopal (India).
Bhopal Medical Appeal / Flickr
Vertidos de petróleo, accidentes químicos y radioactivos… Los desastres ecológicos tienen consecuencias a largo plazo para las personas y los ecosistemas. Es necesaria una respuesta internacional.
Inundación en una aldea de la India.
Simanta Talukdar / Shutterstock
Se estima que los desastres naturales provocaron en 2019 unos 24,9 millones de desplazamientos en 140 países. La cifra sigue aumentando: la crisis climática y las migraciones no se detienen por la covid-19.
Efecto de la acción combinada de la nieve y el viento por Filomena.
Luis Alberto Díaz Galiano
La nieve y el viento del temporal provocaron importantes destrozos en los bosques urbanos. Su vulnerabilidad era mayor debido a factores como las podas, la disposición de las ramas o el insuficiente espacio para las raíces.
Afrontar los cambios en el clima es un paso crítico para construir un mundo más resiliente. Diferentes herramientas tecnológicas permiten evaluar sus efectos y mejorar la respuesta.
Fernando Valladares, Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC) and Emiliano Bruner, Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH)
Parece que los problemas ambientales que generamos nos quedan cada vez más grandes. ¿Tenemos la capacidad de resistir los embates venideros? ¿Crecen más rápido los problemas que las soluciones?
Puerto de la Cruz durante la tormenta de arena procedente de África que cubrió el cielo canario en febrero.
Guillermo Enrique Menze/Shutterstock
Emilio Muñoz Ruiz, Centro de Ciencias Humanas y Sociales (CCHS - CSIC) and Jesús Rey Rocha, Centro de Ciencias Humanas y Sociales (CCHS - CSIC)
Asistimos a una pugna entre las ansias de los seres humanos por cumplir sus deseos y la resiliencia de los distintos elementos que configuran el planeta.
A raíz de los temporales de los últimos meses, comienza a cuestionarse si debemos seguir recuperando las zonas afectadas implementando medidas correctoras que no evitan nuevas catástrofes.
La escena en Indonesia después del terremoto del 1 de octubre.
AP Photo/Tatan Syuflana
Los miles de millones de dólares que se dan como ayuda cada año para aliviar los daños generados por terremotos y huracanes tendrían mejores efectos si no se concentraran en determinados puntos.
Experto en Inteligencia artificial y datos para el desarrollo, acción humanitaria y gobernanza público-privada. Experto en innovación digital biomédica, Universidad Politécnica de Madrid (UPM)