El tiempo de la política está hecho de expectativas y eso lo hace especialmente manipulable. Juega con el pasado y el presente hasta reorientar su temporalidad.
Plutarco agotado de escuchar a la gente hablar de sí misma.
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La inclinación instintiva y hedonista que tenemos a hablar sobre nosotros mismos responde a una pulsión de la que tenemos numerosos testimonios procedentes del mundo antiguo.
Protestas en Barcelona el 14 de octubre de 2019.
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Hablar bien en público y persuadir son las razones de ser de la Retórica, una enseñanza menospreciada desde el Romanticismo. Recuperar la Retórica, cuya validez ha sido refrendada por la neurociencia, solucionaría las carencias expresivas actuales.
Cada candidato tiene un estilo discursivo diferente.
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Podríamos preguntarnos, ¿qué pretenden nuestros oradores? Ni más ni menos que modificar los conocimientos del interlocutor o hacerle reaccionar en una determinada dirección.
Vehemente, sencillo y templado son los tres estilos de retórica más comunes. Pero hay que saber utilizarlos para conseguir un fin. Así lo hacen nuestros políticos frente a adversarios y electorado.
Todos sabemos hablar, pero no todos hemos aprendido a comunicar adecuadamente.
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Profesora adjunta de la Facultad de Ciencias Humanas y Sociales, Departamento de Traducción e Interpretación y Comunicación Multilingüe, Universidad Pontificia Comillas