La cantidad estimada de plástico vertida al océano no coincide con el volumen de plásticos medido experimentalmente. La fracción que falta podría corresponder a los microplásticos más pequeños, que son arrastrados por las corrientes y pueden acumularse a cualquier profundidad.
Distintos estudios han detectado microplásticos tanto en el agua embotellada como en la del grifo. Aún no está regulado el nivel máximo permitido de estos contaminantes en el agua de consumo.
Recoger residuos plásticos del océano es una tarea más complicada de lo que parece. Extraerlos puede perjudicar a algunos seres vivos que los han convertido en su hogar y su degradación y fragmentación en el agua hace que sea difícil reutilizarlos.
La recientemente aprobada ley de residuos y suelos contaminados establece un marco más riguroso para el tratamiento de los neumáticos usados, pero aún hay que dar respuesta a aquellos ya presentes en el medio ambiente.
Un estudio reciente ha simulado el proceso de digestión gastrointestinal de microplásticos ingeridos accidentalmente o respirables para buscar posibles efectos nocivos para la salud. Y los ha encontrado para el caso del bisfenol A.
Ethel Eljarrat, Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (IDAEA - CSIC)
Existen más de 3.000 sustancias químicas diferentes asociadas a los materiales plásticos, de las cuales más de 60 se consideran sustancias de alto riesgo para la salud. A dos de ellas, BPA y ftalatos, la Ley de Residuos española acaba de ponerles el veto.
En un estudio reciente, los autores han detectado microplásticos en el producto de plantas de compostaje que se emplea como fertilizante natural en suelos agrícolas.
Andrés Barbosa, Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC)
Uno de los grandes problemas del plástico es precisamente una de sus características, su alta resistencia. Por eso, su permanencia en el medio es muy alta y pone en peligro la salud de los animales.
La presencia de contaminantes emergentes, como microplásticos, fármacos y conservantes, no para de crecer. Estudiar su presencia, origen y efectos tóxicos permite conocer la magnitud del problema.
Plásticos en la desembocadura del río Segura.
Shutterstock / Stu49
Meritxell Abril, Universitat de Vic – Universitat Central de Catalunya
Identificar las fuentes de estos contaminantes, los factores que influyen en su transporte y su efecto en los ecosistemas acuáticos permitirá desarrollar estrategias para reducir su acumulación.
Ethel Eljarrat, Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (IDAEA - CSIC) y Teresa Moreno, Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (IDAEA - CSIC)
En un reciente estudio, las autoras han analizado los aditivos plásticos presentes en distintos tipos de mascarillas y sus posibles efectos en la salud.
Abejas urbanas en una colmena.
Asociación Danesa de Apicultores
En un estudio pionero, los autores han detectado la presencia de microplásticos y otros materiales adheridos al cuerpo de las abejas. Estos insectos actúan como biomarcadores de contaminación.
Los filtros de cigarrillos liberan millones de toneladas de microfibras que pueden viajar largas distancias por el aire o por el agua y ser ingeridas por todo tipo de organismos, incluido el hombre.
La azitromicina y la claritromicina, antibióticos que se encuentran bajo observación por la UE debido al riesgo que pueden suponer para los ecosistemas acuáticos, se adhieren a los microplásticos, que les llevan hasta donde no llegarían solos.
Residuos en una playa de la isla indonesia de Raja Ampat.
Shutterstock / Ethan Daniels
En el océano se acumulan entre 4,8 y 12,7 millones de toneladas de residuos plásticos que constituyen una trampa mortal para especies de tortugas marinas, cetáceos y peces.
El cambio climático, la contaminación, la gestión de los recursos naturales y el impacto de las actividades humanas en la naturaleza han continuado como mar de fondo durante este 2020 pandémico.
Vista de Madrid con las Cuatro Torres destacadas y la Sierra de Guadarrama al fondo desvaída por la polución.
Shutterstock / Jose Luis Carrascosa
Por primera vez, los autores han demostrado de forma directa la presencia de microplásticos en la atmósfera a gran altitud. Estas partículas pueden viajar miles de kilómetros antes de depositarse.
‘Gammarus duebeni’, el animal parecido a un camarón que puede fragmentar microplásticos.
Alicia Mateos Cárdenas
Los microplásticos añadidos a productos que utilizamos diariamente mejoran sus propiedades y efectividad, pero tienen un alto coste ambiental. No siempre es obligatorio incluirlos en las etiquetas.
Director of the Institute of Environmental Assessment and Water Research (IDAEA), Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (IDAEA - CSIC)
Doctora en Economía. Profesora Titular de Economía Aplicada y subdirectora del Instituto Universitario de Análisis Económico y Social y de la Cátedra de Responsabilidad Social Corporativa, Universidad de Alcalá
Doctora en Economía. Profesora Titular de Economía Aplicada. Directora de la Cátedra de Responsabilidad Social Corporativa UAH - Santander. Investigadora del Instituto Universitario de Análisis Económico y Social, Universidad de Alcalá