La ansiedad, la depresión o el mero aburrimiento pueden despertar un tipo de hambre que no tiene que ver con nuestras necesidades fisiológicas y que demanda alimentos poco saludables. ¿Cómo podemos hacerle frente?
Niños atendidos en los comedores de Auxilio Social (1937-1938).
Biblioteca Nacional Española
Los peores años del hambre en la posguerra española constituyeron una auténtica hambruna durante la que cayó drásticamente el poder adquisitivo de la población y se registraron miles de muertes por inanición.
El libro ‘Maladie de Famine’ incluye fotos inquietantes tomadas dentro del Gueto, juntas con un record de los efectos médicos de la inanición.
'Maladie de Famine," American Joint Distribution Committee
El libro registra los sombríos efectos de una falta casi total de alimentos en el cuerpo humano. Es un tesoro para los médicos que también muestra la dedicación y humanidad de los científicos judíos.
La falta de producción de cereales en Ucrania, los flujos comerciales de semillas y cereales procedentes del Mar Negro detenidos y la interrupción del comercio de fertilizantes de Rusia y Biolelorrusia no tardarán en poner en peligro la seguridad alimentaria de muchos países si no se toman medidas.
Paseantes hambrientos en Járkov, 1933.
Alexander Wienerberger / Wikimedia Commons
El Holodomor es un término que se traduce como “matar de hambre”. Hace referencia a la hambruna que asoló a la URSS y tuvo un gran impacto en Ucrania entre 1932 y 1933.
‘El triunfo de la muerte’, de Pieter Brueghel el Viejo.
Museo del Prado / Wikimedia Commons
2020, 2021 y quizás ahora 2022, han sido años muy malos, pero comparados con lo que ocurrió en 536, un año en el que confluyeron la erupción de volcanes, una peste, una hambruna y un invierno interminable, parecen muy poca cosa.
Que tantas personas pasen hambre no es por falta de comida. La agricultura mundial podría alimentar a 12.000 millones de seres humanos (un planeta y medio). Eso sí, a condición de sustituir buena parte de la carne de la dieta por proteína vegetal. Cuestionar las macrogranjas tiene más sentido que nunca.
El cambio climático afecta al rendimiento agrícola y, por ende, al hambre en el mundo. Pero la intensificación agrícola también provoca daños que contribuyen a acentuar las alteraciones del clima.
Ilustración del hipotálamo en el cerebro.
Shutterstock / mybox
Nuestro organismo dispone de sofisticados mecanismos neuronales y hormonales, automáticos y conscientes que regulan la cantidad de alimentos que necesitamos ingerir.
La investigación demuestra que las alteraciones del clima en la franja del sur del Sáhara están originadas por la quema de combustibles fósiles y otras emisiones humanas.
¿Necesitan los países occidentales programas de biofortificación para prevenir el hambre oculta causada por el crecimiento del veganismo?
Un hombre camina por un invernadero al noreste de Uganda, donde se enseñan técnicas de agricultura sostenible, como cultivos resistentes a las sequías y plantación de árboles. Fotografía del 19 de octubre de 2017.
AP Photo/Adelle Kalakouti
Tras bajar durante una década, el número de personas que pasan hambre vuelve a crecer. La principal causa es el cambio climático, que altera los patrones climáticos de los que depende la agricultura.
Un hombre observa el grillo que se va a comer en un mercado de Tailandia.
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Dpto. Estructura Económica y Economía del Desarrollo. Coordinadora del Grupo de Estudio de las Transformaciones de la Economía Mundial (GETEM), Universidad Autónoma de Madrid