La incorporación de los principios de impacto social, medioambiental y de gobierno (modelo ESG) a la estructura empresarial obliga a emplear nuevos métodos de gestión y de operaciones.
En pleno siglo XXI, hasta los gurús del neoliberalismo se oponen -a regañadientes- a que las grandes corporaciones puedan saltarse las reglas del juego, el ordenamiento jurídico y la regulación medioambiental.
Cumple medio siglo el artículo de Friedman, que ancló la idea de que la única responsabilidad de la empresa es maximizar beneficios. Ahora se habla de que esta debe crear valor para toda la sociedad y no solo para sus accionistas.
Los expertos en consumo prevén que, debido a la pandemia, los consumidores españoles reducirán la mayoría de sus gastos, manteniendo los de alimentación, entretenimiento y artículos de uso doméstico.
Las medidas económicas tomadas por la crisis del COVID-19 traen de vuelta al keynesianismo, que parecía haber perdido vigencia. Ahora es reconocida su eficacia incluso por los neoconservadores.