Lluís Montoliu, Centro Nacional de Biotecnología (CNB - CSIC)
Un reciente acuerdo por la reforma de la evaluación de la actividad investigadora pretende cambiar el sistema de publicaciones científicas que permite a los investigadores contar lo que descubren y compartir sus avances y fracasos.
Cada año se publican millones de artículos científicos, libros e informes sobre diferentes enfermedades y problemas de salud. Si leerlos todos es imposible, ¿cómo pueden estar al día los profesionales e investigadores? Eligiendo.
Además de difundir el conocimiento, las revistas científicas universitarias acreditan la solvencia y asientan el prestigio de la institución que las publica.
El emergente modelo de difusión de la producción científica tiene un coste enorme, plantea nuevos obstáculos y no elimina las barreras a la difusión de la ciencia como un valor universal.
Esta práctica fraudulenta consiste en clonar publicaciones legítimas haciéndose pasar por ellas para intentar engañar a los investigadores que, a cambio de dinero, creen estar publicando su trabajo de forma fácil.
Es más habitual que los investigadores reconozcan las limitaciones de su investigación en artículos empíricos publicados en revistas científicas en inglés que en español.
Las publicaciones de trabajos académicos cuentan con diversas vías para hacer los contenidos abiertos y gratuitos para el público. Las diferencias son acusadas entre dos de las principales vías.
La promoción del uso del portugués y el español como lenguas de ciencia en Iberoamérica es una cuestión clave para garantizar la protección de la diversidad y el acceso universal al conocimiento.
El sistema de publicaciones científicas ha favorecido que, durante la pandemia, apareciera un enorme número de artículos erróneos, poco fiables o incluso fraudulentos.
Los fundadores de las editoriales Pergamon Press y Cell Press y la empresa ISI impulsaron el actual sistema de publicaciones académicas basado en el impacto de los artículos y los autores.
Uno de los grandes retos a los que se enfrenta la comunidad científica es la poca diversidad cultural y lingüística de sus publicaciones y, por ende, las pocas posibilidades por parte del público para entenderlas.
Las publicaciones de artículos académicos se producen cada vez más mayoritariamente en una sola lengua, el inglés. ¿Es posible investigar y divulgar en otras lenguas con el mismo grado de consideración?
Urko Gorriñobeaskoa, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea and Ekai Txapartegi, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea
Un artículo concebido como una broma terminó publicado en una revista académica en 1996. Desde entonces, otros ejemplos han puesto de manifiesto los problemas de muchas disciplinas.
Rafael Repiso, UNIR - Universidad Internacional de La Rioja and Julio Montero-Díaz, UNIR - Universidad Internacional de La Rioja
Estas revistas son difícilmente detectables a simple vista porque utilizan la estrategia del camuflaje. Participar en este fraude hace cómplice al investigador.
La publicaciones del ámbito humanístico tienen una especificidad que se ha visto sesgada por unos criterios evaluadores bastante ajenos a su naturaleza y que condicionan las trayectorias profesionales.
La Academia ha creado una necesidad artificial de publicar, no para el avance del conocimiento, sino para el avance de las carreras profesionales. Contribuye así a la sobrecarga informativa y, gran paradoja, dificulta el acceso al conocimiento.
Durante la pandemia se ha generado una cantidad ingente de datos. El recurso CORD-19 ofrece acceso a información científica sobre coronavirus por medio de tecnologías semánticas de búsqueda.
Científica del Instituto de Lengua, Literatura y Antropología (ILLA), del Centro de Ciencias Humanas y Sociales (CCHS) del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), Centro de Ciencias Humanas y Sociales (CCHS - CSIC)
Consejero de Ciencia, Universidades e Innovación del Gobierno vasco. Catedrático de Fisiología, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea
Profesor de Radiología y Medicina Física en la Facultad de Medicina de Albacete. Coordinador de la Unidad de Cultura Científica y de la Innovación (UCLMdivulga), Universidad de Castilla-La Mancha