Tras analizar las localizaciones móviles de millones de personas durante la primera ola de la pandemia se confirma que el confinamiento y el teletrabajo reducen drásticamente los contagios.
Cuando soñamos con la inmortalidad solemos olvidar que no es lo mismo aumentar la esperanza de vida que la esperanza de vida saludable. Sin la segunda, el estado de bienestar se ve comprometido.
Recientemente se han publicado los primeros resultados en fase preclínica de una vacuna contra COVID-19 con una novedad: se administra por vía nasal. Mejor para evitar contagios, al menos en ratones.
La suspensión temporal de las pruebas clínicas de la vacuna contra la COVID-19 que desarrollan la Universidad de Oxford y la farmacéutica británica AstraZeneca ha derivado en convulsión mundial. Pero, ¿es para tanto? No, de hecho es una buena noticia.
Nueve farmacéuticas han firmado un compromiso por el cual no producirán la vacuna hasta finalizar todos los ensayos clínicos. La frenética carrera por la vacuna ha provocado una situación asimilable a la carrera espacial iniciada tras la Segunda Guerra Mundial, con la diferencia de que ahora hay muchas vidas en juego.
Por una parte, sabemos que el ejercicio físico moderado es beneficioso para el sistema inmunitario. Sin embargo, el ejercicio de alta intensidad tiene justo el efecto contrario: más resfriados y asma.
¿Ruido o zumbido de oídos? Se llaman acúfenos, y se suelen considerar síntomas leves asociados al envejecimiento y a la pérdida de neuronas. Pero también pueden alertar precozmente de alzhéimer.
Acortar los tiempos para crear una vacuna frente a SARS-CoV-2, un virus que supone un gran desafío mundial, es posible. Pero siempre dentro de unos límites que no afecten a su eficacia y seguridad.
Con la pandemia de COVID-19, la población ha tomado conciencia de la relación que existe entre la presencia de determinados microorganismos en animales y la aparición de enfermedades en humanos.
Negacionistas, antivacunas, “vendedores de humo” han existido siempre, por mucho que los científicos intentemos contrarrestar este “azote”. Pero durante la pandemia su presencia se ha disparado.
La rodilla es el lugar en el que con mayor frecuencia aparece dolor en las personas que corren con fines recreativos. Para algunos, especialmente para los corredores de mayor edad, este dolor puede ser un síntoma de osteoartritis. Pero, ¿correr empeora ese dolor?
Que el confinamiento ha evitado que muchas personas mayores se infecten de COVID-19 es innegable. Pero también es cierto que la inactividad durante el encierro les ha salido cara en cuanto a salud.
El auge de aplicaciones como Twitter, Facebook o Instagram ha dado origen a una nueva era en la difusión de información sanitaria. Los datos que publican son muy útiles para la investigación médica.
Tanto la desnutrición (calórica y/o proteica) como la obesidad (que provoca un estado inflamatorio crónico) se consideran factores de riesgo para la COVID-19.
La vacuna desarrollada por el consorcio liderado por la Universidad de Oxford y la empresa farmacéutica AstraZeneca será probablemente una de las primeras en distribuirse contra COVID-19.
Crece el interés por disponer de productos que ejerzan la misma función que la sangre pero sin fecha de caducidad, ni riesgo de infección, ni problemas de compatibilidad entre donante y receptor.
La detección temprana de contagios podría ser la única medida sostenible a corto plazo, pero requiere tiempo y personal. ¿Pueden ayudarnos las aplicaciones de alerta de contactos en este escenario?
Por muy sombría que sea la situación con la pandemia que asola el mundo y el creciente número de muertes, hay muchas razones para ser optimistas y confiar en que habrá una vacuna a principios del próximo año.
Para poder tomar decisiones, planificar y vivir sin estrés necesitamos activar de cuando en cuando las “neuronas de no hacer nada”, esto es, la red neuronal por defecto o red de reposo.
Un estudio holandés ha identificado problemas inmunitarios causados por defectos en el gen TLR-7 que podrían hacer a algunos pacientes más vulnerables al coronavirus causante de la COVID-19.
¿Afecta lo que comemos al sistema inmune? ¿Nos defendemos mejor de gérmenes como el coronavirus cuando ingerimos 5 piezas de frutas y verduras al día? Esto dice la inmunonutrición.
¿Cómo es posible que España vuelva a liderar las estadísticas de contagios después de todo el esfuerzo que se hizo para controlarlos? ¿Por qué España y no, pongamos por caso, Francia o Italia?
Un 15% de los escolares tiene problemas crónicos de salud. A lo que desde septiembre se sumará la vuelta al cole con riesgo de contraer la COVID-19. Contar con enfermeras podría ser de gran valor.
Que las cifras de mortalidad de la pandemia de COVID-19 hayan caído en picado en verano puede deberse a varias razones: cambios en la forma de contar los casos, el uso de la PCR y el “efecto cosecha”.