Asia y Estados Unidos avanzan imparables en el tratamiento de los datos. Mientras, Europa permanece en una especie de parálisis que afecta a investigadores, empresas, universidades y hasta los propios Gobiernos.
Aunque las técnicas de IA están suficientemente maduras para servir de apoyo al diagnóstico en medicina, su adopción en entornos reales todavía es una asignatura pendiente.
El entrenamiento de un sistema de inteligencia artificial debería hacerse en entornos de laboratorio y, en consecuencia, sobre un volumen de población concreto y con trabajadores cualificados.
Los asistentes virtuales y altavoces inteligentes nos espían. Un batallón de lingüistas nos escucha, aunque no durante las 24 horas del día. El asunto no es más peligroso que permitir a muchas aplicaciones acceder a nuestra agenda o nuestra cámara del móvil.
La creciente complejidad de los sistemas y la inteligencia colectiva han marcado la evolución humana y tienen un papel fundamental en el desarrollo económico, social y tecnológico.
La inteligencia artificial abarca numerosos y complejos conceptos. Una de las partes más significativas de esta disciplina son las tecnologías del lenguaje, que han avanzado notablemente en los últimos años, si bien aún están lejos de superar la capacidad comunicativa del ser humano.
El sistema de teleasistencia LARES combina el uso de sensores, técnicas de inteligencia artificial y un robot autónomo para monitorizar y detectar emergencias en el hogar de personas dependientes.
Julián Estévez Sanz, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea
Algunos animales, entre los que se encuentra el ser humano, aprenden según el principio de mutua exclusividad. Aplicar esto a la IA serviría para hacer avanzar una tecnología estancada.
El ‘big data’ permite a las aseguradoras elaborar perfiles de los usuarios y diseñar coberturas a medida, utilizando información relacionada con la geolocalización, estado de salud e ideología.
Las personas en contacto con robots sociales, especialmente ancianos y niños, pueden llegar a establecer vínculos de apego que alteren su desarrollo moral y las relaciones con humanos.
La Comisión Europea ha elegido el BSC como sede de un nuevo superordenador y financiará el desarrollo de tecnología para las futuras generaciones de máquinas.
Rodrigo Agerri, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea
El gran volumen de datos disponibles en internet permite usar técnicas de procesamiento del lenguaje natural para analizar sentimientos y opiniones sobre productos, organizaciones o temas.
Los traductores automáticos actuales, basados en redes neuronales, todavía no son perfectos: necesitan de la supervisión humana para producir traducciones de alta calidad.
Distintas herramientas de inteligencia artificial ayudan a las fuerzas de seguridad a prevenir infracciones, estudiar la dinámica de actividades delictivas y desmantelar redes criminales.
El pensador alemán, experto en las relaciones entre los humanos y la tecnología, aboga por un giro radical en la educación si queremos asegurar el futuro de la humanidad.