No existe una única definición de ola de calor. Un reciente estudio pone de manifiesto la necesidad de contextualizar: concluye que estos episodios son más intensos en las ciudades más frías.
Las previsiones de los expertos se están cumpliendo: los episodios de calor extremo ya son parte de nuestra normalidad climática. Al final de la primavera presentan temperaturas aún más altas porque los días son más largos y hay más horas de sol.
En los últimos años, estos episodios extremos se han duplicado y han adelantado su llegada en España. Nos hallamos, sin duda, ante otra preocupante consecuencia del calentamiento global.
La temporada del año de calor más intenso dura entre cuatro y seis semanas en el hemisferio norte. Comenzaba el 21 de junio, pero el movimiento de precesión del planeta lo ha retrasado a agosto.
Con el calentamiento global, las temperaturas extremadamente altas serán más frecuentes e intensas, aumentando la gravedad de las olas de calor y el riesgo de incendios forestales.
Las llamas vuelven a devorar millones de hectáreas en distintas zonas del planeta. Factores como la atmósfera desecante, las olas de calor y la simultaneidad de focos hacen imposible la extinción.
En periodos de calor y humedad las garrapatas salen de su escondite para tomar algo de sangre animal y humana. Por eso, es fundamental protegerse de las enfermedades que pueden transmitir.
El cuerpo de los animales utiliza diferentes mecanismos, como el sudor o la acumulación de grasa parda, para regular la temperatura. Que presenten uno u otro depende del hábitat donde vivan.
El uso de la energía eléctrica ha aumentado durante la pandemia y es fundamental consumir energía de manera eficiente. Ahora se pasa más tiempo en casa y es necesario que la factura no aumente.
Las olas de calor extremo no se vigilan sistemáticamente en la mayoría de los países del África subsahariana. Esto provoca muertes innecesarias y prematuras que a menudo ni siquiera se registran.
Los mosquitos convirtieron un receptor que sus ancestros usaban para eludir altas temperaturas en una eficaz máquina molecular buscadora de calor, que funciona mejor con un estimulante olor a pies.
El ser humano ha evolucionado para resistir el calor, pero no tolera el frío con tanta eficacia. Somos animales homeotermos, pero todo tiene un límite.
Nuestro organismo están adaptados para mantener una temperatura constante. Por eso, las temperaturas más extremas son un reto fisiológico para el cuerpo.
El deporte es una actividad que no conviene dejar de lado en la temporada estival, aunque sí hay que tener en cuenta las temperaturas y la hidratación corporal para no correr riesgos.
Las predicciones estacionales se obtienen mediante modelos que estiman las anomalías de temperatura y de precipitación para varios meses con un notable grado de incertidumbre.
Sustainability scientist tackling urban heat and dealing with the cross sectional concepts of climate change such as vulnerability, risk and resilience, BC3 - Basque Centre for Climate Change