Ainhoa Plaza Zabala, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea
Una disfunción en el mecanismo que elimina los desechos celulares está detrás de patologías neurológicas como la enfermedad de Gaucher y el párkinson.
Imagen de microscopía electrónica de transmisión de una vesícula autofágica en el riñón de un ratón.
Wikimedia Commons / International Journal of Plant Genomics
Juan Zapata Muñoz, Centro de Investigaciones Biológicas Margarita Salas (CIB - CSIC)
Cuando las células ayunan, reutilizan parte de sus componentes “basura” para tratar de darles un nuevo uso. Este proceso de autofagia, esencial para sobrevivir, puede ayudar también a enfrentar enfermedades.
Una mujer mayor de la isla de Okinawa (Japón).
Shutterstock / Sam DCruz
Los estudios realizados sobre la restricción calórica dicen que dicha intervención produce una adaptación metabólica, lo que favorece un envejecimiento “más saludable”. Pero, ¿cómo debemos hacerla?
El ayuno intermitente, la última dieta de moda, tiene beneficios para la salud: mejora mecanismos de reparación del ADN y aumenta la expresión de antioxidantes y la autofagia.
Autofagia en músculo (izqda.), hígado (centro) y corazón (dcha.) de ratones de laboratorio. Los autofagosomas se observan como puntos verdes más brillantes.
Varios estudios sugieren que mantener niveles adecuados de autofagia en el organismo podría alargar la vida. Pero también podría volverse un arma de doble filo si los virus lo usan en su beneficio.
Profesor en la Universidad del País Vasco. Investigador del grupo Nutrición y Obesidad del Centro de Investigación Biomédica en Red de la Fisiopatología de la Obesidad y Nutrición (CiberObn) y del Instituto de Investigación Sanitaria Bioaraba, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea
Catedrática de Nutrición. Centro de Investigación Biomédica en Red de la Fisiopatología de la Obesidad y Nutrición (CIBERobn), Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea