Utilizamos algoritmos de ‘machine learning’ y sensores fotónicos para cuantificar el número de frutos producidos por cada árbol de una plantación con el objetivo de gestionar mejor las cosechas.
Los avances en inteligencia artificial llegan hasta tal extremo que las máquinas son capaces de crear obras por sí solas. ¿Debe el ordenamiento proteger dichas obras? ¿A quién pertenece su titularidad: a la máquina, a la persona detrás de la máquina o a nadie? La regulación de esta cuestión requiere de normas jurídicas flexibles.
El mundo que plantean las películas futuristas ya está aquí: tenemos en nuestras manos la posibilidad de evitar que el desenlace sea tan catastrófico como en el cine.
“Me resulta muy complicado discernir lo virtual y lo real”, reconoce Mónica Nepote, cuya labor consiste en promover la literatura electrónica, nuevos formatos y soportes para el libro. Le preocupan los sesgos que introducen los algoritmos y la inteligencia artificial y subraya la necesidad de que los pensadores y los artistas se zambullan en el aprendizaje de las herramientas tecnológicas para que el progreso nos conduzca hacia un mundo más humano.
Dentro de tan solo cinco años se crearán unos 133 millones de empleos, para los cuales se requiere una formación muy específica. El mundo está cambiando y la tecnología (sobre todo, la inteligencia artificial) están a punto de revolucionar el mercado laboral.
Santiago Muñoz Machado se ha marcado como objetivo como director de la Real Academia Española que la institución “lidere la transformación o el afianzamiento del español, con 570 millones de hablantes, como una lengua de ciencia y tecnología”.
Asia y Estados Unidos avanzan imparables en el tratamiento de los datos. Mientras, Europa permanece en una especie de parálisis que afecta a investigadores, empresas, universidades y hasta los propios Gobiernos.
Aunque las técnicas de IA están suficientemente maduras para servir de apoyo al diagnóstico en medicina, su adopción en entornos reales todavía es una asignatura pendiente.
El entrenamiento de un sistema de inteligencia artificial debería hacerse en entornos de laboratorio y, en consecuencia, sobre un volumen de población concreto y con trabajadores cualificados.
Los asistentes virtuales y altavoces inteligentes nos espían. Un batallón de lingüistas nos escucha, aunque no durante las 24 horas del día. El asunto no es más peligroso que permitir a muchas aplicaciones acceder a nuestra agenda o nuestra cámara del móvil.
La creciente complejidad de los sistemas y la inteligencia colectiva han marcado la evolución humana y tienen un papel fundamental en el desarrollo económico, social y tecnológico.
La inteligencia artificial abarca numerosos y complejos conceptos. Una de las partes más significativas de esta disciplina son las tecnologías del lenguaje, que han avanzado notablemente en los últimos años, si bien aún están lejos de superar la capacidad comunicativa del ser humano.
El sistema de teleasistencia LARES combina el uso de sensores, técnicas de inteligencia artificial y un robot autónomo para monitorizar y detectar emergencias en el hogar de personas dependientes.
Julián Estévez Sanz, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea
Algunos animales, entre los que se encuentra el ser humano, aprenden según el principio de mutua exclusividad. Aplicar esto a la IA serviría para hacer avanzar una tecnología estancada.
El ‘big data’ permite a las aseguradoras elaborar perfiles de los usuarios y diseñar coberturas a medida, utilizando información relacionada con la geolocalización, estado de salud e ideología.
Las personas en contacto con robots sociales, especialmente ancianos y niños, pueden llegar a establecer vínculos de apego que alteren su desarrollo moral y las relaciones con humanos.