Un grupo de investigadores explora el potencial terapéutico de las vesículas extracelulares, partículas directamente vinculadas al envejecimiento celular y la aparición de enfermedades como el cáncer.
Varios estudios demuestran que la baja calidad del aire acelera el deterioro cognitivo en las personas mayores y es un importante factor de riesgo para desarrollar demencia.
No es infrecuente que una persona mayor sufra ciertas alteraciones mentales (desorientación, agitación…) al ingresar en un hospital. ¿Cómo se puede hacer frente a esta situación?
El vínculo entre sordera del envejecimiento y enfermedad de Alzheimer es más fuerte de lo que creemos, y eso debería tenerse en cuenta en las medidas de prevención y los tratamientos.
La actividad física dirigida por fisioterapeutas puede ayudar a mejorar los síntomas de la depresión, un mal muy extendido entre la población de mayor edad.
Serge Rabier, Agence française de développement (AFD)
Hay muchas maneras de interpretar las tendencias demográficas: desde las realidades estadísticas a las narrativas políticas, ansiedades antropológicas y perspectivas ecológicas.
Estudios recientes sugieren que beber una taza de cacao al día podría prevenir los problemas cardiovasculares y el deterioro cognitivo a edades avanzadas.
Las tecnologías de la información y la comunicación desempeñan un papel fundamental en la prevención, tratamiento y cuidado de las personas mayores con diferentes dispositivos que se instalan en el hogar.
La evidencia acumulada de trastornos mentales a partir de los 65 años y sus consecuencias en calidad de vida, discapacidad y supervivencia, requiere una respuesta institucional y ciudadana integrada y urgente.
En la actualidad, una de las principales líneas de investigación son los fármacos senolíticos. Su objetivo radica en eliminar las células senescentes, responsables de múltiples achaques y enfermedades ligadas al envejecimiento.
Pau Moreno Martin, Universitat de Vic – Universitat Central de Catalunya; Eduard Minobes Molina, Universitat de Vic – Universitat Central de Catalunya y Javier Jerez-Roig, Universitat de Vic – Universitat Central de Catalunya
La esperanza de vida en todo el mundo está aumentando año tras año, pero la mala salud no tiene que ser la característica predominante y limitante de las poblaciones de edad avanzada
Las avanzadas técnicas de neuroimagen permiten determinar si nuestro cerebro se conserva bien o tiene más achaques de los atribuibles a la edad que marca el carnet de identidad. Saberlo sirve para predecir, por ejemplo, el riesgo de sufrir demencia.
Las infecciones provocan un envejecimiento acelerado del sistema inmune, que conlleva una mayor predisposición a sufrir tanto enfermedades infecciosas como al desarrollo de otras patologías.
¿Qué rasgos psicológicos comparten las personas que han cumplido más de cien años en buen estado de salud? Un nuevo estudio ha encontrado ciertos patrones.
El envejecimiento es un factor de riesgo para sufrir soledad. Y cuando esta se convierte en crónica, puede deteriorar la salud mental a múltiples niveles: desde predisponer a sufrir demencia a aumentar las papeletas de caer en una depresión.
¿Puede el cuerpo revelar su edad real? Avances sobre como los relojes epigenéticos permiten deducir el grado real de envejecimiento del organismo al margen de los años que vayamos cumpliendo.
Los estudios sugieren que pedir a los seres queridos con problemas de memoria que hablen de los recuerdos de las fiestas puede ayudarles a recuperar algunos recuerdos.
Paleontólogos y arqueólogos han acreditado que, desde tiempos remotos, los humanos han prodigado desinteresadamente cuidados a sus semejantes. Es un comportamiento que nos define como especie.
Nos encaminamos hacia una sociedad cada vez más obesa y envejecida, pero aún queda mucho por descubrir sobre cómo interaccionan esos dos factores a nivel fisiológico.
Catedrático del área de Biología Celular. Investigador asociado del Centro Andaluz de Biología del Desarrollo. Investigador en metabolismo, envejecimiento y sistemas inmunológicos y antioxidantes., Universidad Pablo de Olavide
Professor at UVic-UCC; Head of the Research Group on Methodology, Methods, Models and Outcomes of Health and Social Sciences (M3O), Universitat de Vic – Universitat Central de Catalunya