Frank Jotzo, Australian National University and Mark Howden, Australian National University
Es probable que un niño nacido ahora sufra, de media, entre tres y cuatro veces más fenómenos climáticos extremos a lo largo de su vida que sus abuelos.
Cilindros que contienen gases refrigerantes empleados en neveras y aires acondicionados, entre otras aplicaciones.
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Europa está restringiendo de forma gradual el uso de hidrofluorocarbonos por su contribución al efecto invernadero. Pero no es tan sencillo: siguen importándose de manera ilegal y todavía no está claro cuál es la mejor alternativa.
Central de carbón en Rotterdam (Países Bajos).
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Utilizar el dióxido de carbono para fabricar productos de uso masivo permite que este gas quede capturado y no sea emitido a la atmósfera.
Las inundaciones provocadas por huracanes como Irma en Florida pueden saturar los sistemas de alcantarillado y propagar patógenos.
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Una reciente investigación confirma que las inundaciones, el calor extremo y otros peligros climáticos aumentan el contacto entre humanos y agentes patógenos y afectan a la capacidad del organismo para combatir enfermedades.
Aspecto de una calle de Barcelona el 5 de junio de 2022.
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El mundo es cada vez más cálido: la temperatura ya ha subido de media a nivel global 1,1 ℃ y seguirá aumentando mientras no cesen las emisiones de gases de efecto invernadero.
Las acciones van desde la expansión de las renovables hasta la captura de emisiones, pasando por la aplicación de medidas de ahorro energético y de consumo en las que los ciudadanos tenemos un papel fundamental.
Las empresas petroleras conocían el riesgo mucho antes que la mayoría del resto del mundo.
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Documentos corporativos de las últimas seis décadas muestran que los jefes de la industria energética habían sido informados en forma privada de que sus productos alterarían el clima de todo el planeta.
En los últimos 30 años se han planteado distintas estrategias para reconocer la responsabilidad de los países desarrollados y la situación de desventaja de los menos favorecidos.
Tras el último informe del IPCC, y con vistas a la próxima COP26, hemos preguntado a expertos en ámbitos como el transporte y los sistemas agroalimentarios qué debemos hacer para reducir la generación de gases de efecto invernadero.
El cambio climático afecta al rendimiento agrícola y, por ende, al hambre en el mundo. Pero la intensificación agrícola también provoca daños que contribuyen a acentuar las alteraciones del clima.
Los cerdos salvajes están en todos los continentes, excepto en la Antártida. Calculamos que remueven la misma cantidad de suelo que la superficie de Taiwán, liberando gases de efecto invernadero.
La contaminación y el calentamiento global son problemas que enferman y aumentan el riesgo de mortalidad en todo el mundo. Las personas con patologías crónicas y los más pequeños son más vulnerables.
Debemos reducir las emisiones un 7,6% anualmente antes de 2030 para no superar los 1,5°C de calentamiento global. El peor escenario climático nos llevaría a un aumento de casi 5°C a finales de siglo.
Hemos descubierto nuevas turberas cobertor en Cantabria. Las explotaciones mineras y ganaderas y los parques eólicos amenazan estos ecosistemas que contribuyen a mitigar el cambio climático.
Los motores de combustión y las emisiones industriales producen compuestos precursores del ozono.
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Hemos analizado los flujos de gases de efecto invernadero en 12 embalses del sudeste de la península ibérica y estudiado los factores que los determinan, como la temperatura, profundidad y presencia de nutrientes.
Calle de Barcelona el 23 de marzo de 2020.
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Cuestiones como el cambio climático, la contaminación y la pérdida de biodiversidad están relacionadas con la situación de crisis que vivimos. Tengámoslas en cuenta.
Profesor e investigador en el Centro de Estudios e Investigación para la Gestión de Riesgos Agrarios y Ambientales, Universidad Politécnica de Madrid (UPM)