Se afianza la construcción de viviendas para el alquiler. Un modelo de inversión que ofrece a las familias el acceso a una vivienda pero no necesariamente alquileres asequibles.
Tras el parón de 2020 la venta de viviendas se ha ido recuperando, aupada por los bajos tipos de interés. Habrá que ver si la amenaza de la inflación hace variar esta tendencia.
Sede de Evergrande en Shenzhen, China.
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Si Evergrande, una de las mayores inmobiliarias chinas, quiebra, afectaría a la banca local pero también a bancos y fondos de inversión extranjeros y podría originar una nueva crisis financiera mundial.
Vista de la Costa del Sol a la altura de Benalmádena.
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Los edificios verdes aprovechan fuentes renovables y reducen la emisión de gases contaminantes y son respetuosos con el medio ambiente en todas las etapas del proceso de construcción.
El sistema español hace del ladrillo la mejor inversión para la jubilación aunque también esconde riesgos: imprevistos en la legislación, depreciación del mercado inmobiliario y costes de mantenimiento.
Comprar una vivienda genera gastos: directos, que son los de la compraventa, e indirectos, que incluyen hipoteca, impuestos, mantenimiento. Al comprar suelen valorarse solo los gastos directos.
Vista aérea de Madrid.
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La ONU estima que más de dos tercios de la población mundial vivirá en las ciudades en el 2050. La expansión urbana que lo permita debe tener en cuenta criterios de sostenibilidad y equidad.
El auge de la vivienda para alquiler vacacional es una de las causas del aumento de los alquileres residenciales en ciudades como Málaga. Habrá que ver cómo influirá la covid-19 en estos precios.
Tras el confinamiento, se prevén nuevas expectativas en compradores e inquilinos, que ahora buscarán más luz y más espacio y perderán el miedo a vivir lejos del centro de las ciudades.
El desempleo, los salarios bajos y la temporalidad dificultan la compra de vivienda. La densidad de población en núcleos urbanos ha hecho que los precios de alquiler suban y la oferta se reduzca.
La capital financiera del mundo sufre un problema estructural con la vivienda, en el que se mezclan variables como la especulación inmobiliaria, el precio de los alquileres y los desalojos.
El próximo 15 de junio entrará en vigor la Ley 5/2019 reguladora de los contratos de crédito inmobiliario. El texto mejora las condiciones para los prestatarios pero sigue dejando demasiadas cosas pendientes sin articular.
A pesar del recalentamiento del sector, no existe unanimidad entre los expertos. En todo caso, dicha burbuja parece desigual y se centra sobre todo en los núcleos urbanos.
Profesora Titular en el Área Organización Industrial y Electrónica de la ESIT – Escuela Superior de Ingeniería y Tecnología, UNIR - Universidad Internacional de La Rioja