Algunos de los criterios de participación en licitaciones públicas pueden tener sesgos que inducen al favoritismo, limitan la competencia y, en esencia, perjudican al conjunto de la sociedad.
Unos saludan la llegada de la inteligencia artificial, otros se muestran temerosos. También en el campo de la educación. Con el apoyo de los profesores, la IA puede ayudar a desarrollar el pensamiento crítico de los alumnos.
El desarrollo de la IA generativa ya es imparable, por eso se hace imprescindible que también sea ético y responsable. Por ello habrá que, entre otras medidas, acordar estándares y legislar a escala global.
La crisis del periodismo, en lo que se refiere a credibilidad y modelo de negocio, puede ser un problema en la construcción del debate democrático. ¿Pueden las críticas a los medios cambiar el sentido del voto?
Para crear un test válido que identifique a una inteligencia artificial, antes hay que analizar en qué nos diferenciamos: el impulso, la ética, la intención y los remordimientos
Diferentes empresas planean extraer metales estratégicos y construir infraestructuras para la digitalización con alto consumo de agua y energía en regiones despobladas de Extremadura y Castilla-La Mancha.
Ahora que proliferan las complicaciones técnicas para reconocer la falsedad de ciertos contenidos, sigue siendo razonable recordar lo que pierde la sociedad sin la función orientadora de la verdad.
Los mercados financieros adoptan tecnologías cada vez más complejas: la última, la IA. Pero son tantas sus variables que será difícil que la inteligencia artificial logre hacer predicciones a largo plazo.
El foco lleva puesto tiempo sobre la comunidad matemática. ¿Nos dejará la inteligencia artificial sin trabajo? La respuesta parece estar en la creatividad que necesita nuestra labor.
El acceso a contenidos pornográficos que algoritmo puede hacer cada vez más extremos ha transformado las necesidades de educación sexual de los jóvenes.
Plantearnos si la inteligencia artificial podría, hipotéticamente, acabar con la civilización humana, es contraproducente. Porque desvía nuestra atención de los graves retos reales que la IA plantea en la actualidad y genera un pánico innecesario.
El análisis de datos ha permitido rediseñar el recorrido por las salas del Museo Van Gogh (Ámsterdam), mejorando la experiencia de usuario y llevando nuevos visitantes a los espacios menos concurridos.
La IA y el análisis de datos pueden ayudar a tomar mejores decisiones empresariales. Pero a veces ignoramos sus recomendaciones aunque tengan razón, principalmente por culpa de nuestros sesgos cognitivos.
Para ocuparnos del mar en el siglo XXI contamos con el desarrollo tecnológico marino unido al uso de los gemelos digitales y la inteligencia artificial.
Los chatbots de inteligencia artificial están creciendo a velocidad vertiginosa. Por ello, es probable que los ciudadanos recurran a ellos cuando busquen información política, pero la práctica entraña riesgos importantes.
Incluir las tecnologías de la información en su estrategia empresarial permite a las organizaciones recopilar y analizar datos para mejorar sus procesos administrativos y de producción.
¿Por qué tendemos a escribir inteligencia artificial con mayúscula? ¿Es posible escribir sobre esta tecnología ubicua sin llenar un texto de palabras en inglés, comillas o cursivas?