Todavía no existe una cura rápida, pero varios tratamientos están ayudando a los pacientes a sobrevivir al COVID-19 y permanecer fuera del hospital por completo.
¿En qué circunstancias se encuentran las personas que la solicitan? ¿Qué eficacia tienen los mecanismos de garantía y supervisión? Necesitamos más respuestas para debatir con rigor la nueva ley.
Los profesionales de la medicina han tenido un importante papel en estas prácticas a lo largo de la Historia. Repasamos algunos de los momentos más relevantes.
La actual crisis biológica subraya los límites de nuestra autosuficiencia. El problema es que nos hemos hecho más vulnerables a los riesgos globales sin haber desarrollado los procedimientos de protección.
Desde sus inicios, hace poco más de una década, la medicina gráfica no ha parado de crecer. Las patografías gráficas van surgiendo por todos los rincones del planeta para explicarnos cuál es la manera más sana de estar enfermo.
En la Edad Media, ser médico equivalía a tener un estatus económico y social muy elevado. Algunos, entre salvar su vida y cumplir con su obligación, optaban por lo primero, sobre todo en épocas de epidemias.
En los peores momentos de la pandemia, hizo falta tomar decisiones drásticas y dolorosas. Que la edad del paciente sea un factor determinante en estas decisiones es peligroso y discriminatorio.
Una infección crónica o persistente se mantiene durante meses o incluso años, típicamente escondida en áreas del cuerpo poco accesibles para el sistema inmune.
La urgencia de encontrar soluciones a la pandemia de COVID-19 aumenta la posibilidad de investigación descuidada. Pero el escrutinio y la posterior corrección muestran que la ciencia está funcionando.
La medicina está evolucionando rápidamente a medida que comprendemos mejor cómo actúa el virus SARS-CoV-2. Ya se están probando decenas de drogas que puedan ayudar a los pacientes con COVID-19.
La anestesia, las vacunas, los antibióticos, los trasplantes o los tratamientos contra el cáncer han hecho que la medicina sea una de las ciencias que mayor impacto ha tenido sobre la vida del ser humano en toda nuestra historia. ¿Llegará algún día la erradicación de la enfermedad? ¿Habrá un último virus?
Hace ahora 73 años, en abril de 1947, el Dr. Leo Alexander sometió a consideración del Consejo para los Crímenes de Guerra contra el nazismo diez puntos que pusieron los cimientos de la bioética. Estos diez puntos constituyen el Código de Núremberg.
El distanciamiento social no supone lo mismo para todas las culturas. En la mediterránea estamos más acostumbrados a la proximidad física en nuestras relaciones. ¿Cambiará la pandemia nuestras costumbres?
Peste es la palabra latina para “epidemia”: la que asoló Europa en la Edad Media tuvo puntos en común con la actual. Hubo cuarentenas que dificultaron el comercio y consecuencias económicas duraderas.
Aunque solemos vivir confiados en que nada nos pase, nos hacemos conscientes de nuestra vulnerabilidad en tres momentos: la niñez, la vejez y cuando sobreviene una enfermedad.
El estándar de cuidado que se proporciona habitualmente en los hospitales se está viendo modificado en estos días. Las decisiones sanitarias pueden priorizar el interés común frente al individual. Es necesario consensuar los aspectos éticos y las pautas de actuación, especialmente sobre al acceso de pacientes a unidades de cuidados especiales. Las decisiones se deben tomar de forma equitativa y siempre por razones de salud pública.
Las situaciones nuevas, como la pandemia del coronavirus, traen nuevo vocabulario o convierten en populares expresiones antes utilizadas solo por especialistas.
Por mucho que repela a la lógica, hasta finales del siglo XIX los médicos no se lavaban las manos. El austriaco Semmelweis, que descubrió la importancia de la asepsia, murió desacreditado y enfermo.
¿Por qué tras años aunando esfuerzos para frenar el cáncer seguimos sin encontrar la cura definitiva contra esta enfermedad? Para empezar, porque no es una sola enfermedad sino más de cien.
El Premio Nobel de Medicina 2019 se ha concedido a tres investigadores que han descrito cómo las células responden a los niveles cambiantes de oxígeno activando y desactivando genes específicos.
Bióloga molecular y directora del Laboratorio de Oncología Traslacional del Centro Regional de Investigaciones Biomédicas, Universidad de Castilla-La Mancha
Profesora del Departamento de Bioquímica y Biología Molecular e investigadora del Instituto Biofisika (CSIC, UPV/EHU), Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea