Es asombroso comprobar lo fácil que le resulta parir a las hembras de mamíferos. ¿Por qué el parto humano es entonces tan doloroso? Fundamentalmente por dos razones evolutivas: nos pusimos de pie y nos creció la cabeza.
Retrato de Alfred Russel Wallace fechado en 1912 y de autoría desconocida.
Wikimedia Commons / Datenbank Tripota
El 8 de enero se cumplió el 200 aniversario del nacimiento de Alfred Russel Wallace, quien contribuyó de forma trascendental a la ciencia natural y fue un ejemplo de perseverancia y compromiso social.
Partículas del virus SARS-CoV-2 (en amarillo) dentro de los endosomas de una célula epitelial nasal muy infectada.
National Institute of Allergy and Infectious Diseases (NIAID)
Habiendo miles de productos de diferente naturaleza y categoría para regalar en Navidad, el bombardeo publicitario se centra masivamente en la industria del perfume. Y puede tener una explicación científica.
Placas de petri con cultivos de bacterias resistentes a antibióticos aisladas de pacientes. En azul puede observarse a ‘Klebsiella pneumoniae’, y en rojo, a ‘Escherichia coli’.
Es vital conocer a fondo cómo evolucionan las bacterias para evitar que desarrollen resistencias a los antibióticos, un problema sanitario de primera magnitud.
Desde la biología, quizás podríamos reproducirnos con cualquier persona disponible sin necesidad de enamorarnos (y del riesgo de sufrir). ¿Por qué entonces nuestra evolución ha creado el amor?
Los mamíferos conquistamos el planeta gracias al desarrollo de dientes especializados, leche y pelo. También gracias a un meteorito que provocó una extinción masiva y dejó nichos libres para conquistar.
Cuando contraemos la gripe, el sida o la covid-19 no nos infecta una sola variante o subvariante, sino muchas. Y encima, no paran de cambiar y evolucionar. ¿Pueden los científicos aventurar y adelantarse a esos cambios?
Posiblemente ni las embarazadas ni la mayoría de sus ginecólogos sepan que las técnicas de diagnóstico prenatal son posibles, en última instancia, gracias a la herencia de nuestros antepasados reptilianos.
El biólogo sueco Svante Pääbo, premio Nobel de Medicina 2022.
nobelprize.org
Svante pääbo, Premio Nobel de Medicina, se sacó de la nada toda una especialidad científica, a caballo entre la paleontología y la genética, que se beneficia de los avances en los dos campos. No cabe dudar de que ha realizado una proeza.
En todas las culturas, razas y momentos históricos las mujeres viven más que los hombres. ¿Por qué? Pasa también en otras especies y, en general, tiene que ver con las estrategias reproductivas de ambos sexos.
Muchos europeos y asiáticos tienen entre un 1% y un 4% de ADN neandertal. Con una población mundial actual de unos 8.000 millones de personas, nunca ha habido más ADN neandertal en la Tierra.
Charles Darwin (izquierda) y Gregor Mendel (derecha).
Wikimedia Commons
La hipótesis de si Darwin leyó el trabajo del fraile agustino es atractiva porque hubiera acelerado el desarrollo de la biología moderna. Por desgracia, no hay ninguna evidencia de que así fuera.
Los seres humanos almacenan, especialmente las mujeres, mucha más grasa que los demás simios. Una vez almacenada esa grasa, es tremendamente difícil deshacerse de ella.
Si pudiéramos dar marcha atrás en el tiempo, y todo volviera a empezar, ¿el mundo estaría poblado por las mismas especies? ¿Está todo determinado, o el azar juega un papel fundamental?
Ilustración de un águila de Haast atacando a un moa gigante de la isla Sur, en Nueva Zelanda.
John Megahan / Wikimedia Commons
Harpagornis, el águila gigante neozelandesa, ha sido el ave de presa de mayor porte que ha surcado los cielos. Los últimos estudios indican que cazaba como un águila pero comía como un buitre.
Nuestra especie generalmente necesita ayuda para dar a luz.
Gorodenkoff / Shutterstock
Lluís Montoliu, Centro Nacional de Biotecnología (CNB - CSIC)
La variedad de razas caninas actuales es producto de dos siglos de intervención humana, que a menudo ha seleccionado caracteres por extravagancia o supuesta estética. Un 15 % de las razas de perros actuales desarrolla alguna enfermedad congénita más o menos grave.
Quizás las palabras, por sí solas, no pueden cambiar el mundo. Pero la conversación sí tiene el superpoder de transformarlo. Lluís Montoliu, Charo Rueda y José M. Bermúdez de Castro nos ofrecen argumentos a favor de esta hipótesis en el cuarto aniversario de la edición en español de The Conversation.
La cola se perdió de una manera drástica y muy fácil. Se debió, simplemente, a una mutación genética que ocurrió en nuestro linaje evolutivo antes de que los homínidos apareciéramos como especie.