Platos impresos en 3D, carne de laboratorio, biotecnología o cocina nota a nota son algunos de los ingredientes que conforman el futuro de la industria alimentaria.
Es bien sabido que las ratas causan problemas a los humanos. Pero necesitamos enfocar de otra forma nuestra relación con estos roedores, que están lejos de ser unas criaturas despreciables.
Los “huesos” de los dátiles, que normalmente no se consumen, contienen un filón de sustancias beneficiosas: grasas saludables, fibra, proteínas… Incluso se acaba de descubrir que consumirlos en forma de infusión podría proteger frente al alzhéimer.
El desperdicio alimentario a nivel mundial se estima en 1 600 millones de toneladas, lo que supone una huella de carbono de 3 300 millones de toneladas de gases de efecto invernadero. ¿Qué podemos hacer para reducirlo?
Aunque mucha gente acostumbra a pelar las frutas y las verduras antes de consumirlas, a menudo no es necesario. No solo porque la cáscara contiene importantes nutrientes sino porque, además, al desecharlas contribuimos al cambio climático.
El despilfarro de comida supone pérdidas económicas y conlleva un empleo de recursos y un impacto ambiental que podrían evitarse. Supone además un problema ético y social porque se relaciona con la inseguridad alimentaria.
Las estrategias de prevención y reducción del despilfarro de comida deben involucrar a todos los eslabones de la cadena de producción y consumo, ya que todos tienen parte de responsabilidad.
Carolina Boix Fayos, Centro de Edafología y Biología Aplicada del Segura (CEBAS-CSIC)
La estrategia europea “De la granja a la mesa” pretende cambiar desde la producción al consumo de alimentos. ¿Cómo conseguiremos alimentarnos sin perjudicar al medio ambiente y con justicia social?
En todos los eslabones de la cadena alimentaria, desde los productores a los consumidores, se generan residuos alimentarios. La mala planificación en restaurantes o una compra excesiva son algunas de las causas.
Un tercio de la producción mundial de alimentos se desperdicia. Por suerte existen iniciativas para reaprovechar estos productos a todos los niveles y reducir su impacto ambiental. El 29 de septiembre es el Día Mundial contra el Desperdicio Alimentario.
Si incorporamos ciclos de luz y oscuridad en los sistemas de refrigeración, imitando los ciclos que un vegetal experimenta en el campo, lograremos preservar los alimentos por más tiempo.
Seguir las pautas de la dieta mediterránea, optar por alimentos de temporada y cercanía, ahorrar energía y reducir el consumo de carne son algunas ideas para disfrutar de una Navidad más sostenible.
El desperdicio de alimentos no solo genera grandes impactos sobre la seguridad alimentaria, sino también ambientales, debido al uso ineficiente de recursos naturales en su producción.
Profesora de Tecnología de los Alimentos. Subdirectora de Proyección y Comunicación de la Escuela Politécnica Superior de Orihuela, Universidad Miguel Hernández