A pesar de que hay evidencias de que desde que comenzó la pandemia dormimos más horas, paradójicamente también dormimos peor. Porque se ha reducido la calidad de nuestro sueño y se han desincronizado nuestros ritmos.
Lina Begdache, Binghamton University, State University of New York
El 42% de los estadounidenses encuestados para un estudio ganó peso no deseado en 2020, de media 13 kilos. Casi el 18% afirmó haber experimentado una pérdida de peso no deseada, una media de 12 kilos.
El proyecto busca facilitar la investigación y mostrar brechas que deben ser abordadas para promocionar un estilo de vida activo y saludable en niños y jóvenes a nivel global.
La falta de sueño a largo plazo tiene efectos negativos en nuestra salud. Para regularlo, nuestro cuerpo dispone de la glándula pineal, productora de melatonina, la encargada de sincronizar nuestros ritmos circadianos.
Aunque suene paradójico, para aprender, para recordar, hay que olvidar. El sueño es uno de los mecanismos de los que el cuerpo dispone para consolidar y “eliminar” parte de la información a la que nos vemos expuestos diariamente.
Lejos de suponer un peligro para el recién nacido, compartir la misma superficie al dormir y alimentarle aprovechando las circunstancias tienen múltiples beneficios tanto para el pequeño como para su madre.
Prestar atención a nuestros hábitos, tanto durante el día como durante la noche, puede ayudarnos a descansar mejor. Para ello, es imprescindible mantener una correcta higiene del sueño.
Hormonas como la melatonina, responsable de los ciclos de descanso y vigilia, o el cortisol, generado por el estrés, tienen un papel vital en la conciliación del sueño.
La pandemia también ha cambiado nuestra manera de soñar. No es fácil de estudiar, pero investigaciones recientes intentan arrojar algo de luz sobre este tema.
Sueños más intensos, más vívidos, y que se recuerdan mejor… El confinamiento parece haber perturbado también nuestros mundos oníricos. Y no es sólo una impresión.
Que el coronavirus SARS-CoV-2 haya irrumpido en nuestras vidas como lo ha hecho, obligándonos a confinarnos, provoca que las rutinas diarias se diluyan. Y eso afecta a la calidad y duración del sueño.
No solo las preocupaciones nos desvelan. La luz y el ruido son los principales ladrones de sueño… El silencio y la oscuridad deberían ser dos patrimonios a proteger si queremos vivir en una sociedad sana.
Investigadores monitorizaron el sueño de los jóvenes así como sus cerebros. Un mejor sueño implicó un desarrollo cerebral más sano, pero sorprendió la importancia algo relacionado con donde duermen.
¿No logra conciliar el sueño? No se preocupe. Hacerlo demasiado podría empeorar su situación. Pero realizar cambios sencillos, como no usar dispositivos digitales antes de acostarse, ayudará.
Doctor en Psicología. Laboratorio del Sueño y Promoción de la Salud (Centro de Investigación Mente, Cerebro y Comportamiento-CIMCYC), Universidad de Granada