La innovación social es una herramienta para que las empresas replanteen sus modelos de negocio y vayan más allá de la generación de beneficios, innovando para mejorar la sociedad.
La lentitud de los procesos burocráticos y una normativa no adaptada a las nuevas tecnologías son algunos de los factores que más frenan el desarrollo de las empresas de bioeconomía circular.
Muchas ciudades tratan el agua como un residuo, pero los retos que conlleva el cambio climático y los objetivos de desarrollo sostenible obligan a reevaluar esa manera de pensar y actuar.
La planificación sostenible debe buscar la creación de espacios idóneos en los centros educativos. En ellos entendemos y experimentamos mejor la sostenibilidad, y es más fácil la innovación educativa.
Solo las 63.000 búsquedas de Google cada segundo generan 500 kilogramos de CO₂. La huella de carbono del consumo tecnológico debería dejar de ser invisible.
Para que un modelo económico basado en empresas responsables tenga éxito, las empresas sostenibles deben conseguir una relación rentabilidad/riesgo atractiva para los inversores y eficiente en la asignación de los recursos.
Hay que crear normas (y supervisar su cumplimiento) para que los bonos verdes no sean solo un anzuelo para inversiones. No puede haber empresas con proyectos puntuales que les permitan emitir estos bonos, pero que también realicen actividades ‘no verdes’ financiadas por otros medios.
Cada vez surgen más empleos verdes con la vista puesta en la sostenibilidad. El fin es bueno: se busca el equilibrio entre crecimiento económico, cuidado del medioambiente y bienestar social, pero implican nuevos y emergentes riesgos laborales para los trabajadores.
24 de las 35 empresas que conforman el IBEX 35 no han incorporado la medición y gestión del impacto social. Y de las otras 11, solo dos lo han hecho íntegramente.
A finales de 2021 la Comisión Europea presentó su Plan de Acción para la Economía Social: una batería de medidas con las que se propone incrementar el PIB comunitario de la economía social del 6% actual al 15%.
A veces, elegir los productos más sostenibles desde el punto de vista ambiental supone perjuicios para ciertos trabajadores, grupos sociales o países donde se generan los artículos descartados.
La sostenibilidad energética depende de tres factores: el impacto ambiental, la economía y la seguridad, fiabilidad y calidad de los suministros. La UE ha descuidado los dos últimos.
El uso masivo de mascarillas está generando una fuente de desechos que constituye uno de los mayores problemas ambientales que afronta nuestra sociedad.
La crisis de la covid-19 demanda a las empresas y las instituciones liderazgos consistentes, con un propósito claro y compartido, una estrategia coherente y una visión a largo plazo.
Para aprovechar los posos de café a lo grande, lo mejor que se puede hacer es ¡comerlos! Aquí, la receta de galletas elaboradas con posos de café que surgió de una investigación científica.
El modelo de construcción industrializada consiste en la producción en serie de los elementos de construcción. Algo que ya se hace en otros ámbitos y que debemos empezar a enseñar en la universidad.
Los trabajos que analizan el impacto ambiental de la alimentación establecen sus propios criterios y no suelen tener en cuenta todos los parámetros e indicadores.
Profesor e investigador en el Centro de Estudios e Investigación para la Gestión de Riesgos Agrarios y Ambientales, Universidad Politécnica de Madrid (UPM)
Dpto. Estructura Económica y Economía del Desarrollo. Coordinadora del Grupo de Estudio de las Transformaciones de la Economía Mundial (GETEM), Universidad Autónoma de Madrid