Existen abundantes evidencias de que el aislamiento social prolongado tiene un impacto negativo sobre el sistema nervioso y nuestro comportamiento. ¿Cómo se relaciona eso con la cuarentena actual?
Los cambios sociales que se venían vaticinando en el sector de la educación desde hace años y para los que se pedía preparar a los estudiantes ya han llegado. ¿Está la educación en disposición de asumirlos?
Nuestra mirada sobre la vejez forja nuestro modelo de sociedad. Venerar la senectud y sus enseñanzas nos hace más humanos. La pandemia y la escasez de ciertos recursos han revelado graves deficiencias
¿Pueden las mascotas contraer el coronavirus de los humanos? ¿Pueden infectar a las personas? Respuesta: Las mascotas pueden ser víctimas, nunca causa de contagio.
La situación de confinamiento puede limitar la exposición de los niños a la luz solar, hacernos caer en la tentación de saltarnos horarios o relajarnos y enlentecer el aprendizaje de los pequeños.
¿Qué podemos hacer para que el confinamiento sea una oportunidad para salir fortalecidos? La autora propone potenciar tres hábitos: calmar la mente, mantener el foco y conectar con los demás.
La autora, que investiga y enseña liderazgo, afirma que la primera ministra de Nueva Zelanda Jacinda Ardern está dando a la mayoría de los políticos occidentales una clase magistral sobre liderazgo en crisis.
Las redes sociales se han hecho eco de la posibilidad de que la administración de vitamina D pudiera contribuir al tratamiento y prevención del COVID-19. ¿Qué hay de verdad en ello?
Los ciudadanos estamos cumpliendo con nuestra parte en la primera fase de la pandemia. Ahora, el cómo, cuándo y a qué velocidad pasamos a la siguiente fase es responsabilidad directa de las autoridades.
Esta pandemia debería dar pie a la puesta en marcha y generalización de prácticas urbanas que hacen nuestras ciudades más sanas, más resilientes y más autosuficientes.
La medicina cubana está llamada ahora tanto a proteger a la población de la isla como a ayudar a varios países extranjeros, entre ellos Italia y Francia.
Con la COVID-19 acechando nos hemos visto, de la noche a la mañana, obligados a recluirnos en nuestras casas. En este contexto, la rutina puede jugar el papel de aliado o de enemigo.
Un experimento de Milgram tuvo mucho eco en su momento. Sugería que la sociedad es una red de mundo pequeño y que solo hay seis grados de separación entre dos personas en el mundo.
La música compartida nos trae unidad y consuelo. Así la usó Boccaccio en su Decamerón, cuyos personajes, confinados por la peste en la Florencia medieval, terminaban cada jornada con una canción.
Un reciente editorial de ‘Science’ alerta contra los riesgos de pedirle demasiado a la ciencia o de que los investigadores generen más expectativas de las debidas respecto a la pandemia de coronavirus.
El ejercicio físico debería convertirse en estos días en parte de la rutina habitual de las personas mayores. Dos investigadoras proponen una tabla de ejercicios seguros y adaptados a estas personas que ahora no pueden salir de casa y cuya actividad física es imprescindible para mantener su salud.
El confinamiento ha puesto en evidencia que ni muchos docentes ni muchos alumnos estaban preparados para afrontar la educación a distancia. La falta de dispositivos en muchos hogares hace que miles de alumnos no dispongan de ordenador para hacer sus trabajos, lo que provoca una enorme desigualdad educativa.
Para que los instrumentos de medir sean útiles, además de ser baratos, claros y comprensibles, deben cumplir dos cualidades imprescindibles: que sean válidos y fiables.
El movimiento feminista debe enfocar sus esfuerzos hacia asegurar que las consecuencias de esta crisis no haga más profunda la discriminación de las mujeres, y ha de elevar su voz para proteger a las que se ven expuestas a la desprotección y, sobre todo, a la violencia.
El papel que desempeña la melatonina frente a diferentes tipos de cáncer, trastornos cardiovasculares o enfermedades infecciosas la convierte en un buen complemento terapéutico.
En estos días nuestro estado de ánimo fluctúa entre el optimismo y el pesimismo con todos sus matices. Tras el atentado del 11-S, las personas sentían una mezcla de emociones relacionadas con la rabia y la tristeza, pero también con la gratitud y el amor hacia familiares. Así salieron de ello.
Que el coronavirus SARS-CoV-2 haya irrumpido en nuestras vidas como lo ha hecho, obligándonos a confinarnos, provoca que las rutinas diarias se diluyan. Y eso afecta a la calidad y duración del sueño.