Nos obsesionamos con desconectar completamente, con desaparecer, con viajar o cambiar de aires. Pero a veces, para dejar el estrés y descansar de verdad, basta con parar.
Ante las decisiones importantes de la vida, a veces conviene abandonarse a la incertidumbre: en la oscuridad podemos descubrir quiénes queremos ser y conectar con nuestros valores más profundos.
Los atajos mentales y sesgos cognitivos que nos hacen errar el tiro a la hora de pronosticar el resultado de un partido son un buen ejemplo de la llamada economía conductual. Entonces, la intuición se impone sobre la racionalidad.
Ana Tapia-Rosero, Escuela Superior Politécnica del Litoral ESPOL (Ecuador)
Cuando son muchas las personas a opinar, a menudo no es fácil llegar a acuerdos. La tecnología (y en concreto la inteligencia artificial) podría allanar el proceso.
Conductas como el consumo de alcohol, los suicidios o la violencia corren el riesgo de contagiarse. Por eso los medios tienen una responsabilidad a la hora de informar sobre ellas.
Con la adolescencia llegan cambios que pueden provocar una intensa inseguridad y precipitar la anorexia. Para las afectadas, es una manera de recuperar la protección de los padres y esquivar las demandas de la vida adulta.
El miedo a la sangre, a sufrir heridas o a recibir una inyección produce reacciones fisiológicas diferentes a otras fobias. Hasta un 4 % de la población lo sufre, pero existen terapias para superarlo.
El homo economicus no es tan racional como lo pinta la teoría económica clásica: más bien toma decisiones razonablemente óptimas y muchas veces se deja llevar por las opiniones del grupo.
Cada persona tiene una diferente ecología de aprendizaje, que depende de sus concepciones, motivaciones y expectativas y se desarrollan según sus relaciones personales, recursos y contexto.
Se llama rumiaciones a los pensamientos negativos y recurrentes que nos colonizan el cerebro. ¿Qué mecanismos cerebrales los ponen en marcha? ¿Cómo podemos pararlos?
La toxina que reduce las líneas de expresión también podría disminuir la capacidad cerebral de quien recibe el tratamiento para interpretar las emociones en el rostro de los demás.
César San Juan, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea
En la práctica forense se encuentran individuos despiadados y crueles que, no obstante, pueden adorar a sus madres o desvivirse por el bienestar de un hermano. ¿Cómo es posible? ¿Acaso un psicópata no es todo el rato un psicópata?
Todos experimentamos el duro trance que a menudo supone despertarse por la mañana. Este proceso se llama inercia del sueño y hay maneras de que no cueste tanto arrancar.
Quienes sufren el trastorno restrictivo de la alimentación están condicionados por el impulso de comer solo ciertos alimentos, una especie de fobia que no tiene que ver con la dieta o la preocupación por el aspecto físico.
Las desigualdades entre géneros también condicionan la manera de enfrentarse al trance de pasar por la consulta del dentista. En Camboya, por ejemplo, algunas mujeres llegan a sufrir síncopes antes o durante los tratamientos, especialmente las solteras.
Existen infinidad de situaciones en las que nos convertimos en testigos del estrés que sufren otras personas. ¿Es posible que tenga un impacto negativo sobre nuestra salud?
La ansiedad, la depresión o el mero aburrimiento pueden despertar un tipo de hambre que no tiene que ver con nuestras necesidades fisiológicas y que demanda alimentos poco saludables. ¿Cómo podemos hacerle frente?
Profesora de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Internacional de Valencia - Codirectora de la Cátedra VIU-NED de Neurociencia global y cambio social - Miembro del Grupo de Investigación Psicología y Calidad de vida (PsiCal), Universidad Internacional de Valencia
Director del Master in Talent Management de Advantere School of Management / Profesor asociado de la Facultad de Ciencias Economicas y Empresariales, Universidad Pontificia Comillas
Doctor en Psicología Clínica. Director del Máster en Gerontología y Atención Centrada en la Persona (Universidad Internacional de Valencia), Universidad Internacional de Valencia
Dra. en Psicología aplicada al ámbito Clínico y de la Salud. Directora del Centro de Psicología RNCR y PDI en la Universidad Internacional de Valencia, Universidad Internacional de Valencia