Los estudios indican que vivir en la ciudad se asocia con una mayor actividad de la amígdala, que genera estrés y ansiedad. El exceso de patrones geométricos que se repiten y la falta de espacios verdes podría guardar relación.
Sugerencias para padres, educadores y responsables municipales para contribuir a que los niños jueguen durante más años y transmitirles el gusto por los juegos al aire libre.
Ir caminando al colegio, a ser posible sin padres o adultos, es recomendable no solo porque los niños hacen más ejercicio: mejora su sentido de autonomía y su conocimiento del entorno en el que viven.
Jugar nos sirve durante la infancia para desarrollar todas las dimensiones humanas y entrenar para la vida. Pero hay un tipo de juego que los niños abandonan cada vez antes. ¿Con qué consecuencias?
Un estudio pionero ha identificado cómo afectan emocionalmente los espacios públicos en función del género. El objetivo de este tipo de investigaciones es ayudar a crear espacios públicos amables para la población.
La transición hacia ciudades más habitables, resilientes y verdes exige implementar modelos urbanos proyectados con la naturaleza que favorezcan la interconexión y la proximidad.
La expansión del espacio urbano debe responder a principios ecológicos, acotando el número máximo de viviendas según las infraestructuras y garantizando entornos sostenibles, saludables y de cohesión social.
La masificación de las ciudades es la consecuencia de la despoblación del campo. Pero existen problemas a ambos lados: tanto el mundo urbano como el rural deben adaptarse a los cambios.
Los espacios con vegetación en las ciudades actúan como corredores que conectan los barrios y fomentan el desarrollo social y económico, además de proporcionar un entorno más resiliente.
La creación de zonas naturadas en las ciudades contribuye a mejorar su calidad ambiental y pueden tener funciones como la obtención de alimentos, el ocio o incluso el impulso de nuevos negocios.
La pandemia y los estragos de Filomena han puesto en valor el espacio para los peatones en las calles. Los autores reflexionan sobre la necesidad de rediseñar las vías y quitar protagonismo al coche.
Convertir los centros educativos en refugios climáticos o aprovechar las calles, parques y plazas como aulas son algunas estrategias para promover ciudades accesibles, inclusivas, saludables y sostenibles.
La pandemia y el confinamiento nos han hecho replantearnos el funcionamiento de nuestras ciudades. Más allá de las necesarias transformaciones estructurales, aún existen obstáculos que impiden poner en marcha las reformas que parecían más fácilmente realizables.
La ONU instauró el 3 de junio como Día Mundial de la Bicicleta para darle visibilidad a este medio de transporte y para que se incluya en los programas de desarrollo sostenible.
La generalización de la bicicleta pública en los municipios españoles de más de 5 000 habitantes evitaría la emisión de más de 25 000 toneladas de CO₂ anuales.
La pandemia de COVID-19 pone de manifiesto la necesidad de transformar el modelo residencial bajo un nuevo enfoque que ofrezca diferentes alternativas a las personas mayores.
Se cuestiona si la rápida expansión de la COVID-19 ha tenido algo que ver con la alta densidad y los modelos urbanos concentrados de las grandes ciudades.
Investigadora responsable de diseño arquitectónico en Fundación Matia, Doctora por la Universidad Politécnica de Madrid, Universidad Politécnica de Madrid (UPM)
Profesora Contratada Doctora del Departamento de Urbanística y Ordenación del Territorio de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid, Universidad Politécnica de Madrid (UPM)
Profesora del Departamento de Didáctica y Organización Escolar de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU), Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea
Profesora del Departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación de la Facultad de Educación de Bilbao, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea