El último informe del IPCC muestra que no estamos cerca de limitar la subida de las temperaturas a 1,5ºC. Por suerte, señala que las acciones climáticas en forma de políticas y leyes han aumentado, y que existen esperanzas para reducir las emisiones para 2030 al menos a la mitad. En este sentido, la readaptación de los edificios existentes y el diseño adecuado de los nuevos jugará un papel fundamental.
Para no superar los 1,5 °C de calentamiento, los países deben aumentar sus objetivos de reducción de emisiones, y cumplirlos, aplicando medidas, sobre todo, en la industria y las ciudades.
Los investigadores del proyecto eCCoSHIP han desarrollado un sistema para producir electricidad a bordo aprovechando los gases de escape del motor y emplearla para propulsar las naves.
Expertos en cambio climático y salud, organización industrial, economía del desarrollo, bosques y transporte sostenible valoran los resultados de la COP26 y el Pacto Climático de Glasgow.
Tras los confinamientos por la pandemia se ha producido un repunte de emisiones y los compromisos de los países siguen siendo insuficientes para evitar un calentamiento superior a 1,5 °C.
Los vehículos eléctricos, los biocombustibles y los combustibles sintéticos de baja o nula huella de carbono y el hidrógeno tienen una menor huella de carbono que los combustibles tradicionales.
Aumentar la ambición de los compromisos de reducción de emisiones y crear un fondo para ayudar a los países en desarrollo en la transición son los dos objetivos más importantes de la conferencia.
Aunque la reunión puede ayudar a poner el cambio climático en el foco de la atención pública y mediática, en la práctica es difícil que salgan de ella compromisos materializables o progresos reales.
Tras el último informe del IPCC, y con vistas a la próxima COP26, hemos preguntado a expertos en ámbitos como el transporte y los sistemas agroalimentarios qué debemos hacer para reducir la generación de gases de efecto invernadero.
Mejorar la sostenibilidad del sector pasa por aumentar la cuota del ferrocarril, la electrificación de las flotas, la planificación territorial y la apuesta por el consumo de proximidad.
David Hoyos, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea; Andoni Kortazar, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea y Gorka Bueno Mendieta, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea
Si bien el tren emite menos gases de efecto que otros medios de transporte, el balance medioambiental neto del conjunto de la red española de alta velocidad es, sin ser perjudicial, considerablemente pobre.
Apostar por la reutilización, reducción y reciclaje de residuos es clave para reducir el número de vertederos, que serán responsables del 10% de las emisiones de gases de efecto invernadero en 2025.
Según el último informe del IPCC, no hemos conseguido frenar el aumento de la temperatura media de la Tierra, que continuará durante el próximo siglo. Sin embargo, todavía podemos evitar que vaya a más.
Debemos reducir las emisiones un 7,6% anualmente antes de 2030 para no superar los 1,5°C de calentamiento global. El peor escenario climático nos llevaría a un aumento de casi 5°C a finales de siglo.
Una nueva investigación analiza los sectores económicos responsables de la caída global de emisiones debida a la COVID-19. Tenemos una pequeño margen de tiempo para hacer el cambio permanente.
Las ciudades podrían y deberían tomar medidas para convertirse en ciudades neutras de carbono, más habitables y más saludables al cambiar sus dinámicas de planificación urbana y de transporte.
Profesor del Departamento de Ingeniería Química Industrial y del Medio Ambiente. Miembro del Grupo de Tecnologías Ambientales y Recursos Industriales, Universidad Politécnica de Madrid (UPM)
Profesor e investigador en el Centro de Estudios e Investigación para la Gestión de Riesgos Agrarios y Ambientales, Universidad Politécnica de Madrid (UPM)