Con la COVID-19 acechando nos hemos visto, de la noche a la mañana, obligados a recluirnos en nuestras casas. En este contexto, la rutina puede jugar el papel de aliado o de enemigo.
El ejercicio físico debería convertirse en estos días en parte de la rutina habitual de las personas mayores. Dos investigadoras proponen una tabla de ejercicios seguros y adaptados a estas personas que ahora no pueden salir de casa y cuya actividad física es imprescindible para mantener su salud.
La reducción de la contaminación y de los accidentes de tráfico son datos positivos, pero faltan alternativas para permitir la actividad física al aire libre minimizando el riesgo de contagio. El coche debería ceder sus espacios a la bicicleta y al peatón.
Que el coronavirus SARS-CoV-2 haya irrumpido en nuestras vidas como lo ha hecho, obligándonos a confinarnos, provoca que las rutinas diarias se diluyan. Y eso afecta a la calidad y duración del sueño.
La música es la fuente de recompensa abstracta más potente que existe, combate el estrés, cambia nuestra percepción y nos ofrece una inmejorable válvula de escape mientras permanecemos confinados.
Existe un numeroso grupo de personas cuya vida no se ve afectada en absoluto por el confinamiento provocado por la COVID-19, pues hace años que practican el distanciamiento social encerrados en sus apartamentos de forma voluntaria. Son los hikikomori, los ermitaños del siglo XXI.
Las estrictas medidas de confinamiento suponen un gran reto para nuestra salud mental. Esta pandemia pone en primera línea el compromiso en el cuidado de los demás, especialmente de los mayores, y la protección de lo común.
Ante las dudas sobre el futuro que dejará la pandemia a España e Italia, solo existe la certeza de la gestión china de la crisis y la necesidad de contener la propagación del virus.
Vigilar los remitentes de los correos y no descargar aplicaciones de origen desconocidos son algunas de las claves para evitar que roben nuestra información sensible, o la de nuestra empresa.
Sí, es una realidad: en tiempos de confinamiento el uso de pantallas por parte de los jóvenes aumenta a diario. Pero, ¿acaso podemos reprochárselo? Intentemos que hagan un uso racional con una serie de pautas, y hagámonos a la idea de que en estas semanas hay que ser más flexibles con ellos.
Annick Laruelle, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea
El ‘homo œconomicus’ no respeta de manera espontánea el confinamiento. La teoría económica y la experiencia justifican la intervención del Estado en un problema de salud pública como el actual.
Aprovechar el sol diariamente en patios y balcones y tomar alimentos ricos en vitamina D son algunos consejos para evitar su deficiencia mientras estamos recluidos en casa.
Cuando cambiamos los horarios de dormir y comer los fines de semana, confundimos a nuestro reloj biológico. A largo plazo, esta mala costumbre puede hacernos engordar.
Nuestros centros no están preparados para la enseñanza a distancia, pero existen diferentes proyectos que ofrecen recursos para aprender matemáticas ‘online’.
El aislamiento domiciliario por el coronavirus podría ser un motivo más de aburrimiento y tedio. Pero también una oportunidad para que, alejados de las preocupaciones habituales, nos miremos al espejo.
Profesora del Departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación de la Facultad de Educación de Bilbao, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea
Doctora acreditada en Ciencias Sociales. Responsable de la Unidad de Igualdad e Inclusión y Directora del Observatorio de Políticas Familiares. Cátedra Joaquim Molins Figueras Childcare and Family Policies., Universitat Internacional de Catalunya