Dolors Vaqué, Instituto de Ciencias del Mar (ICM-CSIC)
Hay más virus marinos que estrellas en la Vía Láctea. Estas partículas desempeñan un papel fundamental en el ciclo de carbono y en la transferencia de genes, clave para la biodiversidad.
Las alteraciones en la microbiota intestinal podrían contribuir a la depresión. Asimismo, los estados depresivos podrían inducir la modificación de la microbiota y con ello agravar más el trastorno.
En el mundo microbiano, algunos microorganismos ya están preparados para celebrar esta festividad: vampiros, gigantes, caníbales o zombis. No son producto de la fantasía, ni mucho menos.
Estudiantes en el laboratorio de un centro educativo de Pensilvania hacia 1910.
Science History Institute. Philadelphia.
Si nos hablan de penicilina, todos pensamos en Fleming. Pocos conocen a Mary Hunt, la experta en hongos que permitió su producción masiva. Recordamos mujeres clave en la historia de la microbiología.
Se estima que hay 100 000 000 000 000 000 000 000 000 000 bacterias SAR11 en los océanos. Y que por cada barcteria SAR11 hay 10 virus.
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Los virus son los organismos más importantes de la biosfera. Eso es así porque la mayoría sobrevive en el interior de las bacterias más numerosas del océano, las SAR11. ¿Cómo es que no las matan?
En el laboratorio de Microbiología de la UIB llevamos más de 30 años descubriendo y poniendo nombres a bacterias de diversos ambientes como 'Pseudomonas balearica'.
Muchas de las decisiones que tomamos tienen implicaciones en el mundo microbiano. Por eso es necesario educar a la sociedad sobre virus, bacterias y el resto de diminutos organismos del planeta.
El uso de la nanotecnología es una aproximación prometedora para vencer la resistencia a los antibióticos convencionales, y así evitar que las infecciones se conviertan en una nueva pandemia.
Bacillus anthracis, bacteria grampositiva que forma esporas que causa el ántrax y se utiliza como arma biológica.
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Aunque la comunidad científica asegura que el origen del SARS-CoV-2 solo puede ser natural, el bulo sobre su creación en un laboratorio ha puesto sobre la mesa el debate sobre las armas biológicas.
Murió para que pudiéramos comer queso.
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Nuestra atracción por el queso y el yogur puede que nunca se hubiera visto satisfecha si no fuera porque hace seis mil años se produjo una relación sexual microbiana ilícita.
Charcas hiperácidas, hipersaladas y calientes en el campo geotermal de Dallol (Etiopía), único lugar de la Tierra en el que no se ha encontrado vida.
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Profesora del Departamento de Bioquímica y Biología Molecular e investigadora del Instituto Biofisika (CSIC, UPV/EHU), Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea