Nos obsesionamos con desconectar completamente, con desaparecer, con viajar o cambiar de aires. Pero a veces, para dejar el estrés y descansar de verdad, basta con parar.
¿A qué estamos dispuesto a renunciar por seguir conectados a las redes sociales? Un gran porcentaje sacrificaría la cafeína, el alcohol, hacer deporte y ver la televisión. Y un 10% renunciaría a las relaciones sexuales o a un año de su vida.
La palabra posverdad se incorporó a finales de 2017 como neologismo en la primera actualización del ‘Diccionario de la lengua española’, recuerda el autor, exdirector de la RAE y catedrático de la Universidade de Santiago de Compostela en este artículo original de Telos.
Conductas como el consumo de alcohol, los suicidios o la violencia corren el riesgo de contagiarse. Por eso los medios tienen una responsabilidad a la hora de informar sobre ellas.
Las interacciones en las redes sociales tienen un impacto directo en hasta qué punto aceptamos o rechazamos la violencia; en el caso de los jóvenes, esta influencia es todavía mayor.
Los chatbots de inteligencia artificial están creciendo a velocidad vertiginosa. Por ello, es probable que los ciudadanos recurran a ellos cuando busquen información política, pero la práctica entraña riesgos importantes.
Ana Muñoz van den Eynde, Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas (CIEMAT)
Tres hipótesis buscan explicar la polarización en internet de la sociedad actual: una responsabiliza a las cámaras de eco, otra a los algoritmos de buscadores y plataformas sociales y otra a los propios usuarios.
Las campañas electorales en redes sociales, como esta en la que estamos actualmente, están centradas en el marketing del candidato, dirigidas a un público segmentado y buscan más la viralidad que hablar de política y programas.
Las redes sociales contribuyen al desarrollo adolescente, aunque también comportan riesgos, como las agresiones online. Prevenirlas pasa por enseñar a los jóvenes a utilizar las redes sociales, afirman las autoras en este artículo original de Revista Telos.
En plena era de la posverdad en la que las grandes plataformas han perdido el control para poder dar veracidad y legitimidad a los contenidos que albergan se hace más que necesaria la formación y educación de las nuevas generaciones digitales.
Los jóvenes usan el móvil unas seis horas al día. Es importante que aprendan a evaluar cómo y para qué lo hacen. Que sean ellos los que lo controlen, y no a la inversa, evitará caer en la procrastinación.
Es necesaria otra comunicación política, la de personas que hacen resonar su integridad en el resto de los ciudadanos. En momentos de elecciones los espacios digitales o el marketing político se pueden convertir en los peores enemigos.
Muchos docentes participan en la plataforma con bailes o canciones; les sirve para conectar con los alumnos, y además aprovechan para enseñar y divulgar facetas menos conocidas de su día a día.
El reciente caso del presentador de la BBC Gary Lineker, a quien la cadena amonestó por un comentario en Twitter, no es aislado. ¿Deben ser imparciales los periodistas de los medios públicos en redes sociales?
Interactuar con los estudiantes en redes sociales, bien gestionado, puede servir para promover la motivación y la iniciativa de los estudiantes y un diálogo muy productivo entre estos y el docente.
Las empresas tras las redes sociales verticalizan el poder, aunque eso se maquille en sus contenidos. Este artículo publicado originalmente en la revista Telos de Fundación Telefónica analiza las alternativas descentralizadas, como el fediverso.
Profesora de Cibercomunicación y Nuevos Medios. Especialista en la formación a familias y docentes para el buen uso de la tecnología. Divulgadora sobre bienestar digital, Universidad Camilo José Cela
Profesora de Lengua española de la ULPGC y miembro del Instituto Universitario de Análisis y Aplicaciones Textuales (IATEXT), Universidad de Las Palmas de Gran Canaria
Profesora del Grado en Fotografía y del Máster en Fotografía Artística. Investigadora sobre cultura visual, humanidades médicas y Autorreferencialidad., UNIR - Universidad Internacional de La Rioja