El 10 de diciembre se celebra el Día de los Derechos Humanos. Es una buena ocasión para repensar el papel de las empresas, como agentes implicados en la satisfacción de las necesidades de las personas.
Si pasamos al menos la mitad de nuestro tiempo dedicados a tareas profesionales, es importante identificar qué pautas nos pueden servir para aprender a disfrutar en el trabajo.
La falta de capacidad crítica, el no decir lo que se piensa en el momento preciso, incluso rebatiendo a los jefes, puede llevar a grandes desastres colectivos en las empresas.
En España la felicidad en el trabajo aún es un aspecto poco implementado en el tejido productivo. Es más habitual el sufrimiento que la felicidad y los responsables empresariales no suelen ocuparse de este problema. Compruebe si su empresa cumple con los requisitos necesarios para hacerle feliz.
El teletrabajo puede suponer nuevos riesgos laborales derivados del uso de la tecnología y la falta de desconexión. Es por ello por lo que se hace necesaria una regulación entre empresa y empleados.
La pandemia ha puesto en evidencia nuestra fragilidad y vulnerabilidad. La Ciencia no se ha escapado de este escrutinio. El mundo pos-COVID-19 es una oportunidad para apostar por la Ciencia y la Tecnología y por nuevas formas de hacerlas.
Estas almohadillas de algodón de 1897, las toallas Lister, precursoras de los tampones actuales, fueron probablemente los primeros productos sanitarios desechables que se vendieron en el mundo.
Archivos Johnson & Johnson
Ha transcurrido algo más de un siglo desde que se puso a la venta la primera compresa higiénica desechable, un invento que cambió el comportamiento de las mujeres frente a la menstruación.
Han cambiado los requisitos de entrada a una empresa pero también los candidatos. Ahora son nativos digitales, buscan entornos de trabajo más dinámicos y tienen CV más completos y otras expectativas vitales.
La negociación colectiva es el instrumento más adecuado para erradicar la discriminación de género en la empresa, prevenir las situaciones de desigualdad y actuar frente a las mismas.
El teletrabajo puede suponer ventajas tanto a empleados como a empresas. Sin embargo, es necesaria la colaboración de ambas partes. Estas son algunas de las recomendaciones para que el nuevo vínculo laboral prospere.
Las empresas trabajan más la resiliencia operativa que la estratégica, aunque esta propone un enfoque de conjunto y de largo plazo. En cambio, la resiliencia operativa se enfoca en resolver problemas concretos.
Organizar reuniones remotas con los teletrabajadores no solo sirve para organizar tareas. También reduce el aislamiento que causa la deslocalización y la falta de interacción social entre compañeros.
La vigilancia a los trabajadores a través de la tecnología vulnera sus derechos. Por eso es obligatorio hacerles saber, y que autoricen, ese control. Solo puede ser secreto en circunstancias excepcionales.
La Ley de Teletrabajo recientemente aprobada irá entrando en vigor a medida que concluyan los convenios colectivos que ya regulan el teletrabajo. Este periodo de transición puede llegar a ser de hasta 3 años.
Milton Friedman en 2004.
Wikimedia Commons / The Friedman Foundation for Educational Choice
En pleno siglo XXI, hasta los gurús del neoliberalismo se oponen -a regañadientes- a que las grandes corporaciones puedan saltarse las reglas del juego, el ordenamiento jurídico y la regulación medioambiental.
Cumple medio siglo el artículo de Friedman, que ancló la idea de que la única responsabilidad de la empresa es maximizar beneficios. Ahora se habla de que esta debe crear valor para toda la sociedad y no solo para sus accionistas.
Herramientas de IA ya existentes como los asistentes virtuales, la minería de datos y la optimización y automatización de procesos, están generando resultados positivos a nivel empresarial.
La actual pandemia ha fomentado la reflexión entre las marcas y los consumidores. La industria textil se plantea cambios a corto y largo plazo, con una significativa apuesta por la sostenibilidad.