A un adulto, cualquier médico le haría estas cinco recomendaciones para una existencia longeva y saludable: No fumar ni beber alcohol, consumir fruta y verdura pero no comida basura y practicar ejercicio físico a diario. ¿Por qué nos las saltamos?
Alrededor del 26% de la población mundial sufre hipertensión, que está detrás de las enfermedades cardiovasculares, primera causa de muerte a nivel mundial. Reducir esas cifras es tan sencillo como bajar a la mitad el consumo diario de sal.
El párametro más extendido para calcular la obesidad es el índice de masa coporal. Según este indicador, muchos atletas se considerarían obesos (pero no lo son). Como vemos, es un medidor con muchas limitaciones.
A estas alturas hay pruebas irrefutables de que no se hace el mismo esfuerzo diagnóstico ni terapéutico en mujeres que en hombres. Entre otras cosas, las mujeres son infratratadas de enfermedades cardiológicas y coronarias.
Un niño siendo tratado de apnea del sueño.
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Una nueva investigación descubre que la variabilidad del ritmo cardíaco podría utilizarse como biomarcador para evaluar la resolución de la apnea del sueño infantil.
Según la OMS, no deberíamos consumir más de una cucharadita de sal al día. Pero muchos productos ya tienen sal añadida. ¿Cómo podemos entonces controlar su consumo?
Múltiples evidencias científicas indican que existe una relación directa entre los niveles de CoQ10 en sangre y la capacidad física en las personas mayores.
Si durante el embarazo el feto experimenta una falta de nutrientes, intentará ahorrar y engordará menos. Sin embargo, esto puede tener importantes consecuencias en su salud adulta.
Nada menos que el 54% de los adultos españoles presenta obesidad o sobrepeso. Con el agravante de que los que más sufren son sus vasos sanguíneos, que acaban siendo víctimas de enfermedad cardiovascular, primera causa de muerte en el mundo.
Pollo precocinado, parte del menú de unas líneas aéreas.
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Cuando todos los adultos trabajan para sostener la economía familiar, es socorrido echar mano de comidas precocinadas. El problema es ignorar que los fabricantes incluyen a menudo azúcar, con el aumento de obesidad, ictus e infartos que ello supone.
Cuando la báscula nos dice que tenemos un peso ‘normal’ consideramos que no podemos tener obesidad. Sin embargo, nuevos estudios afirman que podemos estar delgados y padecer esta enfermedad.
La multimorbilidad, definida como combinación de una enfermedad crónica con al menos otra enfermedad (aguda o crónica), es cada vez más frecuente. En Europa, afecta a 1 de cada 3 personas.
Que en grandes urbes como Madrid y Barcelona, con una calidad del aire bastante mala, la salud de la población se resienta parece lógico. De lo que se sabe poco es de lo que sucede en regiones con baja densidad de población
Un estudio acaba de demostrar que algo tan sencillo como ir a trabajar en bicicleta reduce sustancialmente el riesgo de padecer cáncer o enfermedades cardiovasculares.
Con la que está cayendo, es natural que la covid-19 y sus consecuencias estén en boca de todos. Sin embargo, hoy más que nunca, nos viene bien recordar que la inactividad física y el sedentarismo llevan mucho tiempo haciendo de las suyas. Con dimensiones de pandemia.
Iglesia de Nuestra Señora del Monte Carmelo en Roseto, Pensylvania, Estados Unidos.
Google Street View
Iker Badiola, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea
En los 50, los habitantes del pueblo de Roseto (EE UU) apenas sufrían enfermedades vasculares. Su secreto no estaba en la alimentación ni en su genética, sino en su sentido de comunidad.
Mantener la función muscular con ejercicios de fuerza individualizados y adecuadamente pautados supone grandes beneficios en relación a la fragilidad ocasionada por la edad.
Professor of Physiotherapy; Research Delegate of the Faculty of Health Sciences and Welfare; Head of the Research Group on Methodology, Methods, Models and Outcomes of Health and Social Sciences (M3O), Universitat de Vic – Universitat Central de Catalunya
Profesora en la Universidad del País Vasco. Investigadora del grupo Nutrición y Obesidad del Centro de Investigación Biomédica en Red de la Fisiopatología de la Obesidad y Nutrición (CiberObn) y del Instituto de Investigación Sanitaria Bioaraba, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea