Siempre se ha hablado del colesterol bueno y malo. No obstante, la realidad es más compleja, sobre todo en personas con artritis. ¿Qué relación hay entre esta enfermedad inflamatoria y el colesterol? ¿Por qué es importante?
Un reciente hallazgo puede cambiar el paradigma de la terapia contra la hipertensión arterial pulmonar, una grave enfermedad que se manifiesta con insuficiencia cardiaca.
Un 3 % de quienes han pasado covid con síntomas sufren daños que afloran a largo plazo, a veces años después de haberse curado. ¿Por qué? Sobre todo por las secuelas en las paredes de los vasos sanguíneos y en el cerebro.
Mediante la identificación y el tratamiento de los factores de riesgo como la obesidad, la hipertensión, la diabetes, la apnea del sueño y la exposición a contaminantes, entre otros, se disminuye el riesgo de desarrollar enfermedades cardiacas.
La covid-19, como otras infecciones respiratorias, puede empeorar enfermedades cardiovasculares y reducir la esperanza de vida gravemente. Como ya pasó con la pandemia de gripe de 1918, que 30 años más tarde provocó una ola de infartos.
Eventos como una tragedia familiar, un despido o una fiesta sorpresa pueden desencadenar el síndrome del corazón roto. Sus síntomas se parecen a los de un infarto, pero, por lo general, tiene consecuencias mucho menos graves.
Se trata de un desgarro del revestimiento más interno de la aorta, una enfermedad poco común, que afecta sólo a tres o cuatro personas por cada 100 000.
A un adulto, cualquier médico le haría estas cinco recomendaciones para una existencia longeva y saludable: No fumar ni beber alcohol, consumir fruta y verdura pero no comida basura y practicar ejercicio físico a diario. ¿Por qué nos las saltamos?
Alrededor del 26% de la población mundial sufre hipertensión, que está detrás de las enfermedades cardiovasculares, primera causa de muerte a nivel mundial. Reducir esas cifras es tan sencillo como bajar a la mitad el consumo diario de sal.
El párametro más extendido para calcular la obesidad es el índice de masa coporal. Según este indicador, muchos atletas se considerarían obesos (pero no lo son). Como vemos, es un medidor con muchas limitaciones.
A estas alturas hay pruebas irrefutables de que no se hace el mismo esfuerzo diagnóstico ni terapéutico en mujeres que en hombres. Entre otras cosas, las mujeres son infratratadas de enfermedades cardiológicas y coronarias.
Una nueva investigación descubre que la variabilidad del ritmo cardíaco podría utilizarse como biomarcador para evaluar la resolución de la apnea del sueño infantil.
Según la OMS, no deberíamos consumir más de una cucharadita de sal al día. Pero muchos productos ya tienen sal añadida. ¿Cómo podemos entonces controlar su consumo?
Múltiples evidencias científicas indican que existe una relación directa entre los niveles de CoQ10 en sangre y la capacidad física en las personas mayores.
Si durante el embarazo el feto experimenta una falta de nutrientes, intentará ahorrar y engordará menos. Sin embargo, esto puede tener importantes consecuencias en su salud adulta.
Nada menos que el 54% de los adultos españoles presenta obesidad o sobrepeso. Con el agravante de que los que más sufren son sus vasos sanguíneos, que acaban siendo víctimas de enfermedad cardiovascular, primera causa de muerte en el mundo.
Cuando todos los adultos trabajan para sostener la economía familiar, es socorrido echar mano de comidas precocinadas. El problema es ignorar que los fabricantes incluyen a menudo azúcar, con el aumento de obesidad, ictus e infartos que ello supone.
Cuando la báscula nos dice que tenemos un peso ‘normal’ consideramos que no podemos tener obesidad. Sin embargo, nuevos estudios afirman que podemos estar delgados y padecer esta enfermedad.
Catedrático del área de Biología Celular. Investigador asociado del Centro Andaluz de Biología del Desarrollo. Investigador en metabolismo, envejecimiento y sistemas inmunológicos y antioxidantes., Universidad Pablo de Olavide
Profesora en la Universidad del País Vasco. Investigadora del grupo Nutrición y Obesidad del Centro de Investigación Biomédica en Red de la Fisiopatología de la Obesidad y Nutrición (CiberObn) y del Instituto de Investigación Sanitaria Bioaraba, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea