Apoyándonos en análisis y estudios existentes sobre métodos educativos, podríamos tomar decisiones más informadas. Aunque la educación no sea una ciencia exacta, hace falta más método científico.
Las empresas comienzan a abrir las puertas a trabajadores con perfiles humanísticos, que pueden ser especialmente útiles para la transformación tecnológica de estas.
Ante la necesidad de conseguir que los jóvenes con TDAH tengan autonomía para realizar sus deberes, nació el robot Atent@, que les acompaña para planificar sus tareas y mantener su atención.
La Historia se enseña de manera muy distinta a como la practican los investigadores. Debemos adoptar sus técnicas de pensamiento histórico en el aula, incluso en infantil.
En una época en la que los algoritmos rigen nuestra vida social y las tecnologías proyectan el mundo, ¿no deberíamos releer los textos de Rousseau sobre la autonomía del aprendizaje?
La educación virtual hace más difícil despertar las emociones en los estudiantes para facilitar su aprendizaje. Una serie de técnicas facilitan que los entornos digitales sean más propicios.
Estudios recientes demuestran que asistir a clases de pie mejora la memoria de trabajo, el autocontrol y la resolución de problemas, además de combatir el sedentarismo.
El compromiso social de los universitarios se alcanza a través del aprendizaje-servicio, una metodología a través de la cual los estudiantes aprenden haciendo un servicio a la comunidad. Solo con él se alcanzará la excelencia curricular.
¿Quién no ha puesto la casa patas arriba buscando unas llaves, un libro o cualquier otro objeto que parece que se ha tragado la tierra? Los seres humanos disponemos de un don innato para el olvido. Paradójicamente, a veces no logramos borrar de la memoria experiencias ingratas.
Dar y recibir clases con la mitad de la cara tapada ha condicionado los procesos de aprendizaje, especialmente en estudiantes con necesidades especiales.
La metodología didáctica del aula invertida, que consiste en dar la vuelta a lo que docentes y estudiantes hacen habitualmente en el aula y en casa, se ha convertido durante la pandemia en una sorpresa como recurso muy eficaz para un modelo de aprendizaje sobre el que no había evidencia.
¿Cómo se enseña Historia en la escuela? La realidad es que la asignatura se centra poco más que en fechas, gestas, nombres de batallas y de reyes, que enseña a ser patriotas, en vez de formar ciudadanos críticos.
Sabemos que, tanto la semántica como la sintaxis, son imprescindibles a la hora de comprender una lengua. Ahora se sabe que leer en compañía y en ambientes ricos emocionalmente también interviene en su comprensión.
La educación virtual no es buena ni mala, pero tampoco es neutra. Necesitamos analizar la complejidad de los sistemas educativos y atender a las comunidades educativas locales de manera particular. No todos los entornos están preparados para este gran cambio.
La universidad necesita cambiar, transformarse y adaptarse a poblaciones tradicionalmente no esperadas y a los jóvenes del siglo XXI. Esta transformación debe ser curricular, metodológica y, sobre todo, inclusiva.
La escritura en ámbitos profesionales y académicos supone la puesta en marcha de procesos expertos que rara vez aprendemos en el ámbito educativo. Documentarse, hacer un borrador y editar debrían ser tres aspectos que los estudiantes dominaran a la perfección.
Doctor en Psicología Clínica. Director del Máster en Gerontología y Atención Centrada en la Persona (Universidad Internacional de Valencia), Universidad Internacional de Valencia